Pese a que dos años antes se había llevado a cabo una primera transfusión entre seres vivos (dos perros), fue el 15 de junio de 1667 cuando el médico francés Jean-Baptiste Denys intentó un procedimiento similar, con la participación de un humano como receptor, ya que el “donante” fue un cordero, cuya porción de sangre fue transfundida a un joven de 15 años, quien murió días después, en medio de una segunda intervención.
En los meses posteriores, el galeno realizó cuatro experimentos más; el último de ellos, con el fin curar a un hombre que padecía desequilibrios mentales. Éste fue el primer caso que registró las reacciones hemolíticas, pues, según lo documentado, el hombre presentó sudoración, dolor de órganos, pulso cardíaco acelerado y micción oscura. El suceso terminó en controversia, ya que el paciente murió pocos meses después de la transfusión, presuntamente a causa de ésta, no obstante, hay una versión que inculpa a la esposa de haberlo envenenado.
Aunque Denys fue exonerado, la situación y el recelo de sus colegas derivaron en que se prohibieran estas prácticas, por ser consideradas bárbaras, evocadoras del canibalismo y provenientes de Satanás. La primera transfusión humano-humano se dio en 1818, a cargo del obstetra James Blundell, en una época en la que aún se desconocían los temas de la coagulación y compatibilidad sanguínea.
Comments