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Síndrome de Burnout


¿Qué es y cómo afecta a los trabajadores de la salud?





Es un síndrome psicológico que se caracteriza por presentar manifestaciones clínicas sugestivas de agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal. También llamado síndrome de desgaste profesional, recientemente, se ha convertido en un problema importante de salud pública, que aqueja, incluso, al personal médico y sanitario, ya que es un reflejo del estrés crónico que se presenta en aquellos individuos que atienden a pacientes con diferentes necesidades y dependencias.


Emociones involucradas


Por un lado, el estrés consiste en ser una respuesta adaptativa, que surge ante el haberse expuesto a un evento externo demandante, tanto a nivel psicológico como físico, el cual es percibido como negativo por el individuo. De esta manera, el estrés funciona como un punto de partida negativo, al elevar la tensión por encima de la normalidad, ocasionando un agotamiento que provoca una baja productividad.


El agotamiento emocional hace referencia a la sensación de no poder dar más de uno mismo para cumplir con las responsabilidades, por lo cual, la persona tiende al aislamiento, como método de protección; además, el agotamiento emocional se encuentra acompañado de otras actitudes, como indiferencia afectiva, falta de empatía, irritabilidad y la incapacidad de valorar su propio trabajo, conduciendo a una baja autoestima.


Su efecto en el ámbito médico y en los trabajadores en general


En el caso de los profesionales de la salud, uno de los tres componentes del Burnout que se presenta con mayor frecuencia es la ‘despersonalización’, y en segundo lugar, el agotamiento emocional; sin embargo, en este tipo de trabajadores, el Burnout se asocia directamente con las horas de trabajo y el servicio clínico donde se desempeñan.


A pesar de que el Burnout empieza como un síndrome psicológico, a la larga, se convierte en un problema conductual y psicosomático, que se manifiesta con diferentes trastornos, como insomnio o hipersomnia, cefalea, ansiedad, irritabilidad, depresión, fatiga, debilidad y pirosis.


Actualmente, se ha encontrado que existen diferentes factores que se asocian al desarrollo del síndrome de Burnout, como los sociodemográficos, laborales y de la personalidad, sobre los cuales se han enfocado las investigaciones, ya que las consecuencias pueden ser devastadoras, especialmente, en la calidad de vida de los trabajadores y sobre su productividad.


Asimismo, estos factores de riesgo se presentan a consecuencia de la interacción entre el ambiente laboral, la gestión del trabajo y las necesidades de los empleados.


El síndrome de desgaste profesional afecta en mayor proporción a mujeres en un rango de edad entre 35 y 45 años. A comparación de la población masculina, las mujeres tienen una mayor tendencia a percibir los estresores académicos o laborales como eventos negativos.

Por otro lado, los factores laborales que más influyen son: la antigüedad de la persona en el puesto desempeñado, el ambiente de trabajo, el tiempo que tiene ejerciendo su profesión, el horario, el número de personas a su cargo y la cantidad de pendientes y actividades, pero si además le sumamos el poco o nulo reconocimiento de su desempeño o de sus logros, se potencializa el estrés crónico como un desbalance del esfuerzo-recompensa, ocasionando que el trabajador se vuelva hiperexigente tanto emocional como físicamente, lo que provoca que se cambie por completo el estilo de vida del individuo y presente manifestaciones clínicas de fatiga y/o baja productividad laboral.


Por otro lado, la satisfacción laboral se encuentra relacionada con el estrés, el rendimiento, las relaciones interpersonales, entre otros factores; además, se deben tomar en cuenta factores psicosociales que ayudan a contribuir con la disminución o eliminación de accidentes laborales y aquellos que estimulen el bienestar del personal de salud.


Existen múltiples aspectos que intervienen para que el síndrome de Burnout se presente en el personal de salud; los más frecuentes son:


· Sobrecarga de trabajo: Los trabajadores de la salud, comúnmente, poseen una carga de trabajo excesiva, largas jornadas laborales y una gran responsabilidad en la atención de pacientes. La presión constante para cumplir con las demandas del trabajo, sin tiempo suficiente para descansar y recuperarse, puede desencadenar el agotamiento físico y mental.


· Falta de control y autonomía: Cuando los profesionales de la salud tienen poca influencia en la toma de decisiones relacionadas con su trabajo, experimentan una falta de control y autonomía. Esto puede ocasionar frustración y disminuir la satisfacción laboral, lo que aumenta el riesgo de desgaste profesional.


· Interacciones emocionalmente exigentes: De manera general, el personal de la salud se encuentra en situaciones que implican tratar con pacientes y familias que tienen un nivel alto de angustia. Lidiar con el sufrimiento, la enfermedad y la muerte de los pacientes puede ser emocionalmente agotador y desgastante, especialmente, si no se cuenta con un adecuado apoyo emocional.


· Falta de reconocimiento y recompensa: La falta de reconocimiento y recompensa por el arduo trabajo realizado puede aumentar el riesgo de Burnout. Cuando los trabajadores de la salud sienten que su labor no es valorada o que no reciben el apoyo necesario por parte de su institución o de los pacientes y sus familiares, pueden experimentar una disminución de la motivación y la satisfacción laboral.


· Desequilibrio entre trabajo y vida personal: La naturaleza exigente del trabajo en el campo de la salud puede dificultar el mantenimiento de un equilibrio saludable entre el trabajo y la vida personal. La falta de tiempo para el autocuidado, las actividades recreativas y las relaciones personales puede llevar a un agotamiento progresivo y a la pérdida de interés en el trabajo a mediano o largo plazo.



Es importante tener en cuenta que estos factores pueden interactuar entre sí y variar en su impacto dependiendo de las circunstancias y el entorno de trabajo de cada profesional de la salud. Este síndrome afecta, sobre todo, a profesionales cuyos trabajos les obligan a interactuar con personas, por lo que es un problema grave que hay que abordar. Esto se debe a que afecta al rendimiento laboral y, a su vez, al bienestar de quienes necesitan los servicios prestados, además de crear malestar en la persona que lo experimenta. Hoy en día, existen muchos mecanismos de afrontamiento, pero es vital investigar a fondo su eficacia y aplicación, así como el desarrollo de nuevos métodos eficaces y fomentar su uso a nivel institucional.

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