El exceso de esta sustancia tiene efectos negativos en el cerebro y el corazón
Muchos de los alimentos que consumimos a diario se producen para que sean cada vez más atractivos. Esta práctica tiene consecuencias, a largo plazo, para la salud. A veces, parece imposible evitar los alimentos que son ricos en grasas y azúcar; para que se dé una idea, más de la mitad de los alimentos que consumen los adultos estadounidenses son ultraprocesados. Los expertos coinciden en que se trata de algo más que una mera sensación, como resultado de cincuenta años de tendencias alimentarias.
Cuando hablamos de adicción, a menudo, pensamos en beber y fumar, o en otras sustancias, pero, recientemente, se ha encontrado que hasta el 14 % de los adultos e, incluso, el 12 % de los niños sufren de adicción a la comida.
La liberación de dopamina es una de las muchas y complejas formas en las que los alimentos influyen en nuestro cerebro. Este neurotransmisor se libera cuando se consumen alimentos, de forma muy similar a las sustancias adictivas. No aumenta el placer, a pesar de lo que mucha gente piensa. Nos motiva a repetir actividades que mejoran la supervivencia, como comer saludable y procrear. Nuestra propensión a repetir una actividad aumenta con la cantidad de dopamina producida.
El cuerpo estriado, una región del cerebro vinculada al movimiento y a la conducta gratificante, recibe una señal de sensores en la boca cuando consumimos grasa y azúcar, lo que hace que se libere dopamina. Sin embargo, la historia no se limita a ese proceso sensorial oral, sino que, también, el intestino tiene un sensor secundario, que detecta el azúcar y la grasa y le dice al cerebro que libere dopamina en la misma zona.
Está establecido que el cerebro funciona como el centro de mando de nuestro organismo y, para funcionar, requiere de diversos nutrientes, entre ellos, el azúcar, ya que el cerebro necesita obtener el azúcar de la sangre, para utilizarlo como combustible en todas sus funciones. Por lo tanto, se considera que el cerebro es el órgano con mayores requerimientos de energía, puesto que, para su correcto funcionamiento, necesita que la mitad de la energía del cuerpo provenga del azúcar.
Sin embargo, el centro de mando puede llegar a desequilibrarse si los niveles de azúcar en sangre no se encuentran dentro de los límites normales. Tal es el caso de la diabetes, donde se pueden presentar daños en los nervios del cerebro, de la misma manera en la que puede dañar los nervios de otras áreas del cuerpo.
Es bien sabido que la diabetes es una enfermedad crónica grave en la que el organismo produce cantidades insuficientes de insulina para regular el azúcar en sangre (glucosa) o es incapaz de utilizar la insulina que produce, de forma eficaz.
El cerebro se ve afectado tanto por el azúcar como por los edulcorantes artificiales. Y no sólo las personas con diabetes experimentan ese efecto.
A diferencia de otros órganos, el cerebro utiliza únicamente glucosa como fuente de energía. Así, por ejemplo, un músculo puede consumir glucosa, pero tiene reservas en forma de grasa y glucógeno, para cuando se agote. La situación es diferente en el cerebro. Como éste carece de reservas de energía, depende realmente de la glucosa que se le suministra a través del torrente sanguíneo, minuto a minuto.
Por otro lado, el azúcar puede acortar la expectativa de vida y aumentar el riesgo de sufrir un derrame cerebral y una enfermedad cardíaca prematura. La probabilidad de morir aumenta con la cantidad de azúcar que se consume.
Asimismo, las enfermedades cardíacas siguen siendo la principal causa de mortalidad en México y en todo el mundo. Por lo tanto, la salud cardiovascular es un tema importante para los médicos.
Según un estudio reciente, quienes consumían el doble de lo recomendado de calorías provenientes de azúcares añadidos tenían un mayor riesgo de morir jóvenes, por enfermedad cardíaca, que quienes consumían menos del 10 % de sus calorías provenientes de azúcares añadidos. La probabilidad de morir aumenta con la cantidad de azúcar consumida.
Las personas que consumen grandes cantidades de azúcar tienen más probabilidades de desarrollar enfermedades cardíacas, según investigaciones realizadas a lo largo de los años. Consumir demasiado azúcar aumenta la presión arterial y causa inflamación crónica, lo que incrementa el riesgo de enfermedades cardíacas. Según estudios recientes, consumir demasiado azúcar de las bebidas de cola puede provocar un aumento de peso, al inhibir el mecanismo de regulación del apetito del cerebro.
El azúcar engaña al cerebro, haciéndole creer que las calorías sólidas son esenciales para las funciones corporales y que las calorías líquidas son un desperdicio. Como resultado, continúan comiendo más y bebiendo más cola, lo que desarrolla enfermedades cardíacas.
El azúcar afecta negativamente al corazón y a las arterias, de diversas maneras; por ejemplo:
· Su transformación en triglicéridos. Los triglicéridos son un factor de riesgo clave para las enfermedades cardíacas y, cuando se consume demasiada azúcar, las calorías adicionales se depositan en forma de triglicéridos.
· Los alimentos ricos en azúcar se han asociado con mayores cantidades de colesterol "malo", que obstruye las arterias que llevan oxígeno al corazón.
· Las dietas ricas en azúcar se han asociado con una presión arterial elevada, lo que aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares.
· Inflamación crónica. El azúcar puede inducir inflamación, lo que ejerce demasiada presión sobre el corazón y los vasos sanguíneos, además de aumentar el riesgo de accidente cerebrovascular y muerte prematura.
Cuando las personas comienzan a consumir una gran cantidad de azúcar, especialmente la refinada, y a agregarla a la comida, para que tenga mejor sabor, se inicia la lucha contra esta sustancia. Aunque el azúcar representa, al menos, el 10 % de las calorías diarias en la dieta promedio, más del 20 % de las personas consumen dos o tres veces más de esta cantidad, al día.
El único ingrediente alimentario que, prácticamente, todo el mundo disfruta es el azúcar, que se encuentra en grandes cantidades en una variedad de alimentos, tanto de forma natural como añadida. La comunidad médica ha hecho hincapié, durante mucho tiempo, en los efectos negativos para la salud de los triglicéridos y el colesterol, pero cada vez hay más pruebas de que comer demasiada azúcar, también, puede ser perjudicial para otras ramas de la salud.
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