En los meses anteriores, se ha estado hablando mucho sobre el síndrome de Guillain-Barré; esto, debido a que, en el estado de Tlaxcala, desde el 11 de marzo pasado, se emitió una alerta sanitaria por el incremento de casos de parálisis flácida aguda y el síndrome de Guillain-Barré, ocasionados por la bacteria Campylobacter jejuni, detectada en la carne de pollo vendida en, al menos, 27 establecimientos; hasta la redacción de esta nota, se han presentado 81 casos de parálisis flácida aguda y 34 casos del síndrome de Guillain-Barré.
Si bien el síndrome de Guillain-Barré (SGB) es la primera causa de parálisis flácida aguda (PFA) en los hospitales de primer y segundo nivel de atención en México, no es la única entidad nosológica que la origina, ya que se puede presentar por otros padecimientos, sobre todo aquellos en los que ocurre una alteración neuromuscular aguda, como el neuroblastoma, la mielitis transversa, la plexitis lumbosacra, la meningomielorradiculitis, la polineuropatía paraneoplásica, el mal de Pott, entre otros.
Signos y síntomas
El SGB es una enfermedad poco común, de tipo autoinmune, que ocasiona debilidad y flacidez muscular, la cual va progresando hasta una parálisis completa; cerca del 60 % de las personas que lo desarrollan ha padecido previamente diarrea o una enfermedad de las vías respiratorias, principalmente por la bacteria Campylobacter jejuni.
Las manifestaciones clínicas del SGB se caracterizan por debilidad progresiva de los músculos de las extremidades inferiores y de las extremidades superiores, de tipo ascendente, con disminución o ausencia completa de reflejos osteotendinosos; presenta una progresión de los síntomas de entre días hasta cuatro semanas, las alteraciones son simétricas, se acompaña de signos o síntomas sensoriales leves, afecta al nervio facial, ocasionando debilidad de los músculos de la cara, de manera bilateral, y disfunción de los procesos autónomos, como la respiración.
Aunque el curso de la enfermedad tiene una evolución “favorable”, no se debe perder de vista que puede llegar a tener un desenlace fatal en aquellos pacientes donde se presenta una parálisis respiratoria, por lo que una detección oportuna permite que se apliquen medidas tempranas de soporte. Se considera que el diagnóstico oportuno es cuando se realiza antes de las tres semanas de evolución, dado que esto influye en la toma de decisiones.
Por su parte, la PFA comienza como un trastorno motor, con una evolución aguda o hiperaguda (según la Organización Mundial de la Salud, se determina aguda hasta cinco días), y presenta un curso rápidamente progresivo. La presencia de este trastorno se considera un padecimiento urgente, por la posible afectación al sistema respiratorio, lo que puede ocasionar la muerte. Por otro lado, a pesar de la manifestación aguda, tanto la PFA como el SGB poseen secuelas crónicas, ya que repercuten a largo plazo en la funcionalidad global de las personas que los padecen.
En cuanto a los síntomas específicos de la parálisis flácida aguda, pueden variar entre cada individuo; sin embargo, los más comunes son: debilidad en una o más extremidades, de inicio súbito, con progresión rápida, pérdida de los reflejos musculares en las áreas afectadas, flacidez en los músculos –esto se determina al tacto, como blandos, y no presentan un tono muscular normal–; en casos severos, puede ocurrir dificultad para respirar o tragar, que la parálisis sea asimétrica, afectaciones a un lado del cuerpo más que el otro, dolor muscular o espasmos, y fatiga al realizar actividades cotidianas.
De manera general, el síndrome de Guillain-Barré tiene una incidencia de 0.89 a 1.89 casos por cada 100 mil habitantes al año, afectando mayormente a hombres, y, hasta el 60 % de los casos es ocasionado por infecciones previas de Campylobacter jejuni, con reportes de 0.25 a 0.65 casos por cada 100 mil habitantes al año.
En cuanto a la mortalidad, en México, se determinó, en 2014, que se aproxima a 0.16 casos por cada 100 mil personas por año; esto es similar a las tasas de mortalidad en todo el mundo.
En el sistema nervioso central, se han identificado hasta 188 tipos diferentes de gangliósidos, que son moléculas compuestas por residuos de carbohidratos unidos a una fracción de lípidos por un enlace glucosódico y, en la fracción terminal, poseen uno o más ácidos siálicos. La principal función de los gangliósidos es formar parte de las membranas celulares de las vértebras de sostén (glía) del sistema nervioso central y periférico, formadoras de mielina; éstos son blancos moleculares clásicos de los anticuerpos antigangliósidos de superficie, que favorecen al proceso de inflamación-desmielinización del nervio periférico, en el síndrome de Guillain-Barré.
Tratamiento
El tratamiento debe ser implementado lo más pronto posible, para mejorar la sobrevida de los pacientes con el síndrome de Guillain-Barré y parálisis flácida aguda. En primer lugar, es preciso brindar soporte vital avanzado en una Unidad de Cuidados Intensivos; en segundo lugar, se debe agregar la terapia intravenosa con gammaglobulina, durante un período determinado; y, por último, dar tratamiento individualizado, con un biológico monoclonal humanizado: eculizumab.
Importante
Aunque la presencia de la bacteria Campylobacter jejuni haya sido detectada en la carne de pollo, eso no quiere decir que su consumo sea lo que ocasiona la infección, sino que, al lavarse al chorro directo del agua, las bacterias son salpicadas alrededor, dando pie a que se presente la contaminación cruzada con algún otro alimento cercano, que, al consumirse, no se haya hervido o asado; por lo general, son las verduras crudas las que se encuentran acompañando este tipo de alimentos.
Asimismo, existen diversas medidas que ayudan a prevenir la infección por estas bacterias, como el lavado constante de manos, sobre todo antes de la preparación de alimentos y después de ir al baño; lavar y desinfectar correctamente las frutas y verduras que se consuman crudas, revisar que las latas de alimentos no estén abolladas o infladas, evitar ingerir alimentos en la calle o en lugares de dudosa procedencia y evitar el contacto directo con personas con infecciones respiratorias. Es muy importante recalcar que el pollo no debe ser lavado o enjuagado previo a su consumo; no se preocupe por las bacterias que pueda contener, ya que éstas se eliminan al cocerlo.
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