Una manera sencilla y eficaz de conservar la casa limpia y organizada es si todos los miembros de ella colaboran; y esto incluye a los más pequeños de la familia. Involucrar a los niños en las labores domésticas es un elemento esencial en su formación, que les ayudará a desarrollar ciertas habilidades y capacidades, que, sin duda, a medida que crecen, les serán útiles no sólo en el ámbito familiar, sino también en el escolar y el profesional. Por ejemplo:
Aprenden a ser más responsables: Asignarles ciertas tareas y obligaciones, así como verificar que las cumplan, hará que sientan un compromiso por llevarlas a cabo correctamente.
Se hacen disciplinados y organizados: Desenvolverse en un ambiente ordenado y limpio tendrá como consecuencia que se acostumbren a los entornos con esas características, de modo que sentirán la necesidad de mantener los espacios escombrados, ya sea su recámara, su lugar de estudio o de juego.
Fomenta la autosuficiencia: A los niños les encanta sentirse grandes, y la autonomía es el principal rasgo de la vida adulta. Enseñarles y darles la confianza de realizar diferentes actividades les hará sentir seguridad en sí mismos para aventurarse a llevar a cabo otras ellos solos, eliminando, así, la dependencia a sus padres.
Perfeccionan sus habilidades motoras: Acciones que, para nosotros, parecen sencillas, como barrer y recoger el polvo, hacer la cama, etcétera, para los pequeños, al principio, suponen cierto grado de dificultad, ya que deben coordinar los movimientos de su cuerpo, sus actos reflejos y el equilibrio.
Incita a las actitudes de colaboración y de servicio: El verse incluidos en la realización de actividades importantes alimentará su sentido de pertenencia, y entenderán que formar parte de un grupo implica ayudarse unos a otros. Asimismo, sus ganas de aprender nuevas cosas les motivarán a acercarse a otro miembro de la familia para apoyarlo en lo que esté haciendo.
Ahora bien, comenzar a hacerse cargo de ciertas actividades significa un cambio importante en la rutina que, hasta entonces, los niños llevan. Es por eso que, para no mortificarlos y evitar que vean sus obligaciones desde una perspectiva negativa, se debe aplicar una serie de estrategias para que el proceso les sea amigable.
Enseñarles cómo se hacen las cosas y acompañarlos: Al momento de presentarles una tarea nueva, es preciso explicarles el procedimiento para efectuarla, así como enseñarles a utilizar las herramientas necesarias, como una escoba, un trapeador, una esponja, la lavadora, etcétera. No los deje solos durante las primeras veces que vayan a realizar dicha actividad; esto, para corroborar que la hayan comprendido y la hagan correctamente o para identificar posibles errores y ayudarlos a resolverlos.
Hacerlo divertido: La idea es inculcarles el gusto por el desempeño de las labores. Para ello, puede utilizar juegos, dinámicas o poner música que les guste, para amenizar el momento.
Tener paciencia: Evidentemente, al inicio, los infantes no completarán las tareas de una forma perfecta, ya sea porque no han prestado la debida atención o porque aún no dominan por completo las habilidades requeridas. Esto es normal, por lo que no debemos desesperarnos, enojarnos ni regañarlos, ya que se sentirán presionados y frustrados, y podríamos dañar su confianza y autoestima. Lo ideal es hacerles ver, de una manera tranquila, qué les faltó o en dónde estuvo el error y explicarles nuevamente el procedimiento.
Incentivarlos: Este punto va muy de la mano del anterior. Aunque sus resultados no sean los que esperábamos, los niños dan lo mejor de sí para cumplir con sus tareas. Aquí, la motivación es fundamental y es importante felicitarlos cada que logren algo, por muy simple que nos parezca a nosotros. De ser necesario, se puede valer de premios y recompensas.
Asignarles tareas poco a poco y de acuerdo a su edad: Los expertos proponen las siguientes labores, considerando un rango de edad desde los dos años hasta los 10 o más:
- De 2 a 3 años: Organizar y guardar sus juguetes, colocar la ropa sucia en el cesto, llevar la basura al bote, regar plantas, comer sin ayuda.
- De 4 a 6 años: Ordenar su cuarto, secar y acomodar los platos, doblar su ropa, poner y limpiar la mesa, vestirse solos, lavarse los dientes y la cara, limpiarse después de ir al baño, alimentar a la mascota, ayudar a preparar comidas sencillas, sacudir, barrer con una escoba pequeña, seleccionar su ropa.
- De 7 a 9 años: Sacar la basura, hacer su cama, levantarse solos por la mañana, preparar su mochila, lavar trastes, aspirar, bañar a la mascota, trapear, bañarse solos, lavar ropa.
- Más de 10 años: Limpiar y organizar su cuarto completo, pasear a la mascota con supervisión, cuidar el jardín, limpiar el baño, pintar paredes, planchar, realizar reparaciones sencillas de la casa, coser botones, bolear zapatos y lavar sus tenis, cuidar de un hermano menor por períodos cortos.
Comments