Se estableció el 25 de septiembre de 1539, en la Ciudad de México, en la esquina de calle de Moneda y Licenciado Primo de Verdad, en el centro, muy cerca de la Catedral Metropolitana. El hecho colocó a nuestro país a la vanguardia en la práctica de este oficio y como una puerta de entrada de la cultura europea al continente americano.
Esto fue posible gracias a las gestiones del entonces virrey, Antonio de Mendoza, y del primer obispo de Nueva España, Fray Juan de Zumárraga, quien, a su arribo a América, se dio cuenta de que hacía falta un taller tipográfico, para poder imprimir aquí los diversos libros educativos y de evangelización, pues importarlos desde Europa era caro y tardado, lo que retrasaba el desarrollo intelectual y espiritual de la colonia. Así, la imprenta americana fue una sucursal de una instalada en Sevilla, perteneciente a Juan Cromberger.
Al principio, no se podía imprimir cualquier cosa; los editores debían tener la autorización del virrey y de la Iglesia, de manera que los primeros textos eran de contenido religioso. Se tiene aceptado que el primer documento impreso en América fue La escala espiritual, de San Juan Clímaco; sin embargo, algunos historiadores señalan que fue un Manual de adulto o, bien, La breve y más compendiosa doctrina cristiana en lengua mexicana y castellana.
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