Los ejemplares de esta raza son buenos cazadores, y no es para menos, porque, en su origen, fueron usados para apoyar en la cacería de leones en Rodesia, como se llamaba anteriormente al actual territorio de Zimbabue, un país del sur de África. De ahí, viene parte de su nombre, y lo de ‘crestado’ se debe a la característica línea de pelo que crece sobre su torso, en dirección opuesta al resto del pelaje, como si estuviera erizado o simulando, precisamente, una cresta.
Características físicas
Es una raza de talla grande y de complexión musculosa, aunque delgada y estilizada, con alzada de entre 61 y 69 centímetros para los perros adultos, mientras que su peso oscila entre los 32 y 39 kilogramos. Su cráneo es aplanado en la parte superior y está rematado por un hocico poderoso. Sus ojos redondos reflejan vivacidad, y sus orejas caídas, de tamaño mediano y de forma triangular, enmarcan el rostro. Su pelaje es corto y liso, de color café. Algunos ejemplares pueden tener parte del hocico y las orejas en coloración negra.
Su pecho es profundo y no muy ancho, mientras que el lomo es fuerte y se encuentra levemente arqueado. Sus patas delanteras son rectas y firmes, y su cola es ligeramente alargada y va estrechándose conforme se acerca a la punta.
Temperamento
La imagen feroz de esta raza se contrapone con su carácter amable y afectivo, siendo un buen perro de compañía, siempre que los dueños tengan amplia experiencia en el trato con esta raza. Esto se debe a que los rodesianos pueden desarrollar problemas de conducta, como agresividad hacia otros perros, cuando no reciben atención y no se ejercitan en grado suficiente. Tienen bastante energía y, por ello, no es recomendable tenerlos encerrados en casa, sino que deben tener la posibilidad de correr o dar paseos largos, de forma cotidiana. Por lo anterior, no son recomendables para las personas que no tienen el tiempo o la energía necesarias para atenderlos.
Se puede considerar que los perros de esta raza son inteligentes, valientes, vigilantes y leales. Con los extraños, se comportan reservados, pero pueden socializar bien. Otros rasgos de su carácter son la independencia y la territorialidad.
Salud y cuidados
Como los perros de todas las razas, los rodesianos tienen predisposición a padecer ciertos problemas de salud. En este caso, aunque, en general, son saludables, son propensos a padecer un tipo de malformación congénita, que consiste en la presencia de un orificio que conecta su médula espinal con el exterior. Asimismo, existe una susceptibilidad para padecer displasia de cadera y/o de codo y sordera.
Origen
Su historia se identifica a partir del siglo XVI, cuando los europeos comenzaron a explorar el interior del Cabo de Buena Esperanza, en el extremo sur de África, y descubrieron a las tribus khoikhoi, quienes convivían con un perro semidomesticado, característico por su ‘cresta’ de pelo a lo largo de la columna vertebral.
Posteriormente, los agricultores bóeres (colonos de origen neerlandés) comenzaron a realizar cruzas entre dichos perros africanos y otras razas, con el fin de mejorarlos y convertirlos en sus ayudantes de cacería y de vigilancia y protección de sus granjas. Necesitaban que tuvieran las características ideales para adaptarse y resistir el monte africano, las condiciones del clima y los cambios extremos de temperatura (demasiado calor en el día, y mucho frío en la noche); que tuvieran el pelo corto era fundamental para evitar las garrapatas y aguantar largos períodos sin hidratarse. Asimismo, debían ser sociables con la familia.
Un grupo de criadores de Zimbabue, en 1922, definió el estándar de lo que hoy es la raza del crestado rodesiano, el cual se ha mantenido hasta la fecha. A principios de los años 50, varios ejemplares fueron llevados a Estados Unidos, y, en 1955, la raza fue incluida en el American Kennel Club.
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