Las medidas para evitar el contagio por COVID-19 nos han obligado a adoptar una forma de convivencia e interacción muy particular no sólo en lo familiar, sino también en lo laboral, lo deportivo, lo escolar, el esparcimiento y demás actividades que forman parte de nuestra vida.
Tan pronto las medidas de sana distancia comenzaron a implementarse en el mundo, diversos sectores de la economía empezaron a acatarlas, ajustando, en lo posible, su funcionamiento a la reducción de personas en determinados espacios, sin embargo, de momento, algunos no pudieron seguir estas normas debido a la naturaleza de su trabajo, quedando varados en la inactividad, como es el caso de la música orquestal, tópico al que destinamos este espacio.
De naturaleza grupal
Para las orquestas sinfónicas de todo el mundo, marcar distancia ha representado todo un reto, pues su naturaleza es grupal y su producción está determinada por el lugar que ocupa cada uno de sus miembros, y es que una buena acústica es un derecho inalienable de cada instrumento y su ejecutante, para conseguir una armonía conjunta, pues la tesitura del sonido encuentra una razón para generarse y proyectarse.
Y a pesar de que ya en los meses de marzo y abril, en algunos países europeos, se dieron cita intérpretes de varias orquestas para hacer música de modo virtual, con sus miembros en casa, y que el resultado no fue menos emotivo, la música de forma presencial siempre será magnífica.
Una orquesta sinfónica generalmente está compuesta por cuatro grupos de instrumentos musicales similares, que tienen su inclusión en las partituras de manera regular, en este orden:
Viento madera: flautas, oboes, clarinetes, fagots y saxofones, que a su vez se clasifican en otros más. También se fabrican en metal.
Viento metal: bombardino, trombón, tuba, tuba wagneriana, trompa o corno, trompeta, corneta, fliscorno, helicón, sousafón y figle, principalmente.
Percusión: comprenden dos tipos, los de altura definida o afinados, como el timbal, vibráfono, campana y el glockenspiel; y los de altura indefinida o no afinados, como bombo, caja, castañuelas, cencerro, güiro y batería, etcétera.
Cuerda: se dividen en instrumentos de cuerdas frotadas o de arco, como violín, viola, violonchelo, contrabajo y octabajo; de cuerda pulsada, como arpa, lira, cítara, clavecín, espineta, laúd árabe, guitarra, bajo, mandolina, sitar, ukelele, etcétera; y de cuerdas percutidas o golpeadas, como el címbalo con mazos, piano y clavicordio, básicamente.
Las orquestas están integradas en promedio por 80 músicos que contemplan 15 tipos de instrumentos de cada grupo, aproximadamente, dependiendo de su potencia. La colocación va de izquierda a derecha del director y del más agudo al más grave. Los de cuerda se ubican al frente; atrás, los de viento, primero madera y después metal, y, finalmente, se ubican los de percusión y el piano. Se distribuyen formando un semicírculo en torno al director, que se coloca al frente de todos los músicos.
Y justamente, por el orden descrito, que tiene un fin primeramente acústico, para las orquestas, guardar ciertas medidas de distancia ha sido todo un reto.
Fue así como, debido a que la pandemia fue avanzando de oriente a occidente, los sistemas musicales de algunos países empezaron a revisar antes que otros, la manera de continuar trabajando, para evitar contagios.
Con el antecedente de otras orquestas
El protocolo de prevención de contagios del virus COVID-19, de la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato, con fecha del 5 de mayo, basado en esas medidas ya adoptadas por otras orquestas en el mundo, además de contemplar la sanitización del Teatro Principal y de proponer un reordenamiento de las actividades administrativas y de otro tipo en su interior, que van desde el escalonamiento de operaciones, un nuevo código de vestimenta más sobrio, señalización de rutas de circulación y operación, hasta dejar cierta cantidad de butacas vacías entre personas del público, ha puesto particular atención al escenario donde tiene lugar la generación musical, con las siguientes medidas:
· Ensayos máximos de 33 personas en el lugar.
· Ingreso ordenado de los músicos, por filas y siempre manteniendo la distancia.
· Colocación de mamparas acrílicas en el área de alientos, para evitar la dispersión de las posibles gotículas que emanan del soplo.
· Telas absorbentes en el piso, al lado de cada músico de la sección de alientos, con el fin de que sea un depósito único de las emanaciones por la acumulación de vapor contenido propio de los instrumentos.
· Uso de cubrebocas para los músicos de instrumentos de aliento, dentro y fuera del escenario.
· Asimismo, los de la sección de cuerdas deberán usarlo durante ensayos y conciertos, pues están al frente del escenario.
· Los músicos no deben sentarse unos frente a otros y menos conversar entre sí.
· Considerar el tamaño del lugar y la ventilación.
Reglas de la orquesta de la Charité de Berlín, para algunos instrumentos
Analizando las particularidades de algunos instrumentos, en especial los de viento y percusión, y tomando en cuenta el orden de los asientos de los músicos, la frecuencia de la respiración, cómo fluye el aire y dónde se forma la condensación, especialmente en el área de metales, quedó que:
Las filas de la orquesta deberían tener diferentes distancias entre sí. Por ejemplo, las sillas de las cuerdas deberán separarse 1.5 metros, en tanto que, para los instrumentos de viento, hasta dos metros. Los instrumentos de metal deberán estar protegidos con plexiglás. El director tendrá que ubicarse a 1.5 metros de distancia en los conciertos y a dos metros en los ensayos.
En el manejo de la trompeta, el trombón y la tuba se comprobó que el aire no tiene alcance más allá de medio metro frente a las campanas de los instrumentos. En cambio, el clarinete, el oboe y el fagot sí emiten un flujo que viaja a más de un metro en caso de notas profundas y largas; por ello, se sugirió el uso de una tela delgada, tipo gasa, colocada frente a la apertura del instrumento y mantenerla a 20 centímetros de la bocina o, incluso, de su orificio, asegurando de que el sonido no se vea afectado.
De manera particular, la Universidad de Bundeswehr de Múnich examinó el riesgo de infección del coronavirus al cantar y tocar instrumentos de viento y llegó a la conclusión de que es muy limitado.
Al determinar tanto la propagación en forma de saliva (balística) de gotas más grandes como la relacionada con el flujo de pequeñas gotas (aerosol), la institución expresó que el aire sólo se pone en movimiento a una distancia de medio metro delante de la boca, independientemente del volumen y el tono; por tanto, la propagación del virus más allá de la distancia es extremadamente improbable.
Uno de los científicos de este estudio confirmó con ello que al cantar no se expulsa repentinamente un gran volumen de aire, como al estornudar o toser, sin embargo, es conveniente la sugerencia de guardar una distancia de 1.5 metros en un coro o en una iglesia, ubicando a los miembros de éste de forma escalonada.
Las orquestas citadas en el protocolo acordaron que “trabajar es particularmente importante desde una perspectiva socio-médica y estabiliza la salud”, de ahí que han buscado la reanudación de sus actividades de manera urgente.
En el caso de nuestro país, una nota periodística reciente ha anunciado que algunas orquestas sinfónicas se encuentran en una fase de preparación para retornar a sus actividades entre agosto y octubre próximos, con las siguientes medidas: pocos músicos en el escenario, de 15 hasta 35, siguiendo un repertorio de cámara; un espacio de 1.5 metros entre cada músico, con barreras de acrílico para los instrumentos de aliento; ensayos y conciertos sin intermedio, y boletaje y programas de mano digitales; no obstante, aún no hay algún acuerdo si se deberá volver con una asistencia de público reducida.
Lo que es una realidad es que aún las orquestas tienen que contemplar otros aspectos de su funcionamiento, como son sus miembros, pues muchos están en edad de riesgo; además, con esta nueva selección de músicos operantes, un número considerable se quedará fuera de los escenarios, lo cual también supone un problema mayor para las grandes orquestas.
Este protocolo cita algunos fundamentos científicos realizados por el Instituto para la Medicina Social, Epidemiología y Economía de la Salud de la Universidad Médica Charité de Berlín, la Orquesta de la Radio, la Orquesta de la Ópera Alemana, la Orquesta del Konzerthaus y la Orquesta de la Staatskapelle, y sugiere un vistazo al siguiente enlace, donde se encuentra un video de un estudio del Instituto de Mecánica de Fluidos y Aerodinámica de la Universidad de Bundeswehr en Munich. https://www.unibw.de/lrt7/musizieren-wae-hrend-der-pandemie
Comments