El 9 de enero de 1957, Lev Davídovich Bronstein, mejor conocido como León Trotski, llegó a México, junto con su esposa, Natalia Sedova, en calidad de refugiado político, huyendo de la persecución ideológica que vivía en su país natal, la recién conformada Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), a raíz del ascenso de Iósif Stalin al poder.
Trotski había sido uno de los principales impulsores de la Revolución de Octubre, de 1917, que logró la instauración del gobierno bolchevique, con Vladímir Lenin al frente. Sin embargo, tras la muerte de Lenin, en 1924, Iósif Stalin tomó el mando e inició una dictadura, que estuvo acompañada de una fuerte represión política, lo que condujo a que Trotski tuviera que huir de la URSS, en 1929. Se refugió en Turquía, donde permaneció hasta 1933; luego, en Francia, hasta 1935; y, finalmente, en Noruega (1936). La presencia de estalinistas en aquel país ponía en riesgo su seguridad, y al no tener el apoyo de ninguna otra nación, solicitó asilo en México, mismo que le fue concedido por el entonces presidente, Lázaro Cárdenas. Trotski vivió aquí hasta su muerte, en 1940.
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