La labor de los enfermeros es un pilar sumamente importante dentro de todos los niveles de atención a la salud, tanto en instituciones privadas como públicas. Y es que no sólo son auxiliares de los médicos, para la realización de ciertos procedimientos, como la administración de medicamentos o la monitorización de los pacientes, sino que, también, son compañía y apoyo emocional de los enfermos y de sus familiares durante todo el proceso de recuperación.
Recientemente, la relevancia de estos profesionales de la salud resaltó aún más a raíz de la pandemia de COVID-19, donde su trabajo fue indispensable para hacer frente a la crisis sanitaria; sin embargo, también, quedó en evidencia que, en nuestro país, la cantidad y calidad profesional del personal de enfermería son insuficientes, lo que representa un grave problema para el sector salud. Además, los pocos enfermeros con los que contamos se enfrentan a condiciones de sobrecarga laboral, bajos ingresos y problemas de ansiedad y estrés.
Por cada paciente, ¿cuántos enfermeros?
De acuerdo con la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), lo ideal es que haya, al menos, nueve enfermeros por cada mil pacientes. Esta cifra es de forma general y corresponde a un promedio, aunque existen algunas naciones desarrolladas, como Estados Unidos, Canadá y Reino Unido, que cuentan con entre 10 y 11 enfermeros para la misma población de pacientes, estando así a la vanguardia en cuanto a recursos humanos en salud pública.
En Latinoamérica, la proporción es muy baja, con menos de cuatro enfermeros por cada mil pacientes. En el caso particular de México, la situación es preocupante, ya que, según la OCDE, apenas se cuenta, en promedio, con 2.9 enfermeros para la cantidad de habitantes antes mencionada. De este modo, el déficit de personal de enfermería en nuestro país es de 6.1, es decir, más del 50 %. Las estimaciones del Sistema de Información Administrativa de los Recursos Humanos de Enfermería (SIARHE), con datos actualizados hasta el 2021, reportan una ligera variación respecto a los datos de la OCDE, pues indican que la proporción en México es de 2.6 enfermeros por cada mil pacientes, siendo esto un total de 332 mil profesionales de esta área, distribuidos a lo largo de las 32 entidades federativas de nuestro país.
Cabe decir que la cantidad de enfermeros por cada mil pacientes varía en los diferentes estados de la República Mexicana; por ejemplo, en Michoacán, el Estado de México, Hidalgo, Puebla o Veracruz, se registran entre 1.94 y 2.27; mientras que, en Campeche, Yucatán y Sonora, la cobertura es un poco mayor, siendo de 2.7 a 5.44 enfermeros. Estas cifras colocan a México en una posición de rezago no sólo entre las naciones latinoamericanas y en toda América, sino, también, a nivel mundial.
Ahora bien, es importante señalar que los datos anteriores engloban a todo el personal de enfermería y trabajadores relacionados con esa área, que incluye licenciados, tecnólogos, técnicos y auxiliares. Sin embargo, si hablamos únicamente de enfermeros especializados o con algún posgrado, la proporción es todavía menor y más preocupante, pues, en ningún estado de nuestro país se llega siquiera a los 0.8 trabajadores por cada mil pacientes, según María de Lourdes Alemán, doctora en ciencias en enfermería y profesora-investigadora del Departamento de Actividad Física y Estilos de Vida Saludables del Centro de Investigación en Nutrición y Salud, del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), vía Medscape. En otras palabras, México no cuenta casi con personal de enfermería especialista.
¿Cuál es el nivel de profesionalización?
El SIARHE indica que los enfermeros mexicanos con formación a nivel de licenciatura equivalen a un 50 %, es decir, 165 mil 982 profesionales, aproximadamente; la otra mitad incluye a auxiliares, técnicos y postécnicos.
Del personal técnico, el 6.1 % tiene una especialidad a nivel postécnico; en cuanto a los enfermeros con nivel profesional (licenciatura), sólo el 4.2 % cuenta con estudios de posgrado. Sorprendentemente, estas cifras son resultado de un aumento que se ha ido registrando desde los últimos años en cuanto a la formación técnica y profesional de enfermería; sin embargo, el ritmo de crecimiento continúa siendo lento (especialmente, a nivel maestría y doctorado) e insuficiente para cubrir las necesidades de la población mexicana.
Durante la primera mitad del siglo XX, todos los enfermeros que había en nuestro país tenían nivel técnico o auxiliar; fue hasta finales de la década de los 60 que comenzaron a surgir las generaciones de enfermeros con licenciatura y, en menor cantidad, posgrado, gracias a la creación de la licenciatura en enfermería, en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
La doctora Alemán fue coordinadora del Programa de Formación de Enfermeras en Salud Pública, en el Instituto Nacional de Salud Pública, el cual funcionó entre 2001 y 2009. En ese tiempo, encabezó un estudio cuyo objetivo era recabar datos acerca de la formación profesional del personal de enfermería en México, para poder elaborar un programa integral de maestría, que sirviera para impulsar la continuación de sus estudios a un nivel de especialidad; sin embargo, el proyecto se quedó en el tintero, por cuestiones político-administrativas.
Además del tema académico, otros de los factores que influyen en que no se cuente con suficientes recursos humanos de enfermería y, por lo tanto, que la calidad de la atención sea deficiente, son las condiciones extremas y abusivas de trabajo, que incluyen largas jornadas laborales y bajos salarios, además del ambiente médico y entorno social y político. Es por ello que se deben diseñar políticas públicas adecuadas enfocadas a promover una mayor inversión en el sector salud, mejores ingresos económicos y oportunidades laborales para todos los profesionales de enfermería en todos los niveles, lo cual incluye la posibilidad de que las enfermeras ocupen puestos directivos en las instituciones de salud, pues aún sigue habiendo problemas de discriminación de género.
Si no hay programas y políticas de este tipo, la formación y práctica de la enfermería en México podrían tener un declive muy severo, ocasionando que, incluso, haya menos de dos enfermeros por cada mil pacientes. Es un tema que requiere ser atendido urgentemente por parte de las autoridades de nuestro país, ya que lo ideal es avanzar en otros niveles de educación del personal de enfermería, no retroceder.
Un ejemplo de la difícil situación a la que se enfrenta el personal de enfermería en nuestro país, tanto a nivel laboral como educativo, es lo ocurrido a finales de mayo pasado, en Xalapa, Veracruz. Profesionales y estudiantes de enfermería salieron a marchar por las calles, para exigir que las autoridades federales y estatales valoren la importancia de su labor, y les otorguen contratos definitivos y mejores condiciones salariales sin importar su nivel de formación (algunos perciben menos de 4 mil pesos quincenales).
Exigieron que se respete el derecho a poder estudiar enfermería de manera profesional y especializada (lo cual hace falta en México), así como que se brinden las condiciones y oportunidades para hacerlo. Y es que el rector de la Universidad Veracruzana abrió una oferta para la formación técnica de enfermería, en lugar de impulsar la licenciatura. Esta iniciativa aún sigue en discusión, pero, sin duda, representa una amenaza para la enfermería profesional mexicana y la atención de calidad.
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