Los métodos anticonceptivos llegaron a México en la década de los 60, con la píldora anticonceptiva, la cual ocasionó toda una revolución en la salud sexual y reproductiva de las mujeres, ya que les dio la libertad de elegir cuándo querían formar una familia; sin embargo, hoy en día, la prevalencia de embarazos no deseados sigue siendo muy alta, tanto en México como en otras partes del mundo.
Los métodos anticonceptivos impiden que los espermatozoides fecunden el óvulo, evitando que haya embarazos no planeados. Por ejemplo, hay muchos tipos diferentes, como pastillas, dispositivos intrauterinos, implantes, parches, anillos, inyecciones y métodos de barrera. Pero casi todos ellos son para las mujeres, y las opciones anticonceptivas masculinas son más escasas y poco estudiadas.
Actualmente, la gran mayoría de los fármacos y métodos anticonceptivos actúan por medio de hormonas, que, a largo plazo, pueden llegar a ocasionar alteraciones en el ciclo menstrual u otras complicaciones, como infertilidad; esto, sin contar los muchos efectos adversos que se llegan a presentar durante su uso.
Pero la planeación familiar y los cuidados para prevenir un embarazo no deben ser cosa únicamente de la mujer, por ello, se ha avanzado mucho en el desarrollo de métodos anticonceptivos masculinos, más allá del condón. Para entender cómo funcionan éstos, es necesario identificar cuáles son los procesos que involucran la producción de espermatozoides y su función en la fecundidad.
Una vez que el hombre alcanza la pubertad, los espermatozoides se someten a un proceso continuo de regeneración, que tarda, aproximadamente, 74 días en desarrollarse y madurar. Los testículos son depósitos de tejido reproductivo, que se rellenan periódicamente y sirven de almacén para los espermatozoides.
Durante la eyaculación, salen más de 250 millones de espermatozoides, provenientes de los testículos, en busca del óvulo a fecundar. Los más hábiles nadan a través de la vagina, pasan el cuello uterino y llegan al útero y a las trompas de Falopio, donde, si encuentran un óvulo sano y viable, dan lugar a la concepción.
Al atacar especialmente la espermatogénesis y detener gradualmente el proceso de generación de espermatozoides, los métodos anticonceptivos masculinos se utilizan para poner fin al ciclo reproductivo masculino.
En la actualidad, el preservativo y la vasectomía son las dos opciones anticonceptivas masculinas fácilmente disponibles y reconocidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El preservativo se coloca sobre el pene, como si fuera una funda, y actúa como barrera, impidiendo que el semen llegue a la vagina; además tiene la ventaja de ser reversible (quitarse y ponerse al momento), fácil de usar, asequible y eficaz para prevenir tanto el embarazo como las enfermedades de transmisión sexual (ETS). Si se utiliza correctamente, su eficacia puede llegar a ser del 98 %.
La vasectomía es una intervención quirúrgica en la que se cortan o bloquean los conductos deferentes, es decir, las vías que llevan a los espermatozoides desde los testículos hacia el pene. Como resultado, el semen (producido en la próstata) carece de espermatozoides y es incapaz de fecundar el óvulo. La vasectomía es un procedimiento sencillo, sin complicaciones e irreversible. Tiene una tasa de éxito del 99.9 % para evitar embarazos, sin embargo, no ofrece protección contra las ETS, y debe ir seguida de una prueba de esterilidad, para garantizar que no hay espermatozoides en el semen.
Al haber pocas opciones anticonceptivas masculinas, los científicos han buscado la manera de involucrar a la población masculina en el control de la natalidad y la prevención de embarazos no deseados, compartiendo así la responsabilidad de los anticonceptivos, con menos reacciones secundarias. Entre las propuestas de estos métodos, están:
Píldora anticonceptiva masculina
Este tratamiento oral contiene hormonas artificiales que reducen la motilidad o la producción de esperma. Al igual que la femenina, la píldora anticonceptiva masculina tendría efectos reversibles. Sus consecuencias adversas, como la reducción de la libido, el aumento del acné o los cambios de humor, aún continúan en investigación.
Gel anticonceptivo masculino
Se unta en la piel de los brazos o los hombros, y libera hormonas que reducen el recuento y la calidad del esperma. Puede aplicarse a diario o según sea necesario, y sus efectos serían reversibles. Para evaluar su eficacia y seguridad, actualmente, se está realizando un ensayo clínico, en el que participan más de 400 parejas.
El anillo anticonceptivo masculino
Es un anillo flexible, que se coloca alrededor del escroto y que emite una sustancia química que impide temporalmente que los espermatozoides viajen de los testículos al pene. Cuando se desea la fertilidad, el anillo anticonceptivo masculino puede retirarse, tras varios meses de uso. Se desconoce la eficacia de esta estrategia, ya que, por el momento, se encuentra en fase de pruebas.
La inyección anticonceptiva
Recientemente, se ha creado una inyección llamada RISUG (del inglés Reversible Inhibition of Sperm Under Guidance), hecha de unos compuestos conocidos como polímeros. Se administra bajo anestesia local en el cordón espermático, por donde fluyen los espermatozoides. Al bloquear la eyaculación, esta inyección impide que los espermatozoides salgan del cuerpo del hombre durante la actividad sexual. Los efectos del fármaco duran, aproximadamente, de 10 a 15 años. Se pueden utilizar otros medicamentos liberadores de espermatozoides si el hombre desea deshacer los efectos de la inyección.
La píldora antes del sexo
Los científicos trabajan en una pastilla que se ingiere 30 minutos antes del coito y cuyos efectos anticonceptivos desaparecen después de 24 horas. El medicamento actúa sobre la enzima adenilil ciclasa soluble, que funciona como un ‘interruptor de encendido’, que les indica a los espermatozoides que empiecen a nadar, y cuando se suprime esta enzima, los espermatozoides no pueden ir más allá de la vagina. Este método aún se encuentra en fase experimental con animales y se cree que podría probarse en humanos en dos o tres años.
Cuando los métodos anticonceptivos masculinos se encuentren ampliamente disponibles, se espera que sean una opción importante para la planificación familiar y la salud reproductiva. Su creación y aplicación aún se enfrentan a numerosos obstáculos, incluidos los relacionados con la aceptación social, la accesibilidad, la legislación y la educación. Para ofrecer más opciones a los hombres y sus parejas, es vital seguir investigando y dar a conocer estas técnicas.
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