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Misión Artemis I



Otro ‘gran salto’ en busca de colonizar la Luna





En julio de 1969, por conducto de la misión Apolo 11 –que formaba parte del Programa Apolo, que pretendía llegar al satélite natural de la Tierra–, los astronautas estadounidenses Edwin Aldrin y Neil Armstrong fueron los primeros seres humanos en pisar la superficie lunar, volviéndose emblemática aquella frase pronunciada por este último, que resumía la hazaña: “Un pequeño paso para el hombre; un gran salto para la humanidad”.


Posteriormente, en otros viajes de dicho programa, 10 varones más caminaron sobre el terreno de la Luna, siendo los últimos Eugene Cernan y Harrison Schmitt, en la misión Apolo 17, en 1972. Desde entonces, no hemos regresado al astro; sin embargo, eso podría cambiar en los próximos años, ya que la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) tiene un proyecto internacional en puerta, el más grande y ambicioso, quizá, de todos los tiempos hasta el momento, que pretende no sólo volver al satélite, sino llevar a la primera mujer y a la primera persona de color.


Se trata del Programa Artemis, que está planeado para efectuarse en distintas fases a lo largo de esta década y cuyos objetivos generales son establecer una presencia sostenible tanto en la órbita como en la superficie de la Luna, sentar las bases de una economía ahí y comenzar a explotar, de forma controlada, sus recursos. Sin duda, todo un plan de colonización. Para ello, a través de misiones particulares, se llevarán equipos de exploración y se instalarán módulos de aterrizaje, satélites espaciales, infraestructura de base lunar y la plataforma orbital Lunar Gateway, que es una estación que fungirá como centro logístico de esta colosal expedición y permitirá la comunicación ente la Luna y la Tierra.


Hay dos vehículos que tendrán un papel fundamental en el cumplimiento de este gran proyecto:


Cohete SLS: Las siglas de su nombre se refieren a Space Launch System y se trata del lanzador más potente y de alto nivel que la NASA haya construido hasta ahora. Mide 98.14 metros de altura y posee una capacidad de carga útil a la Luna mayor a 27 toneladas. Está diseñado para evolucionar a distintas configuraciones, con el fin de soportar los diferentes tipos de tripulaciones y cargas de cada una de las misiones.


Nave Orion: Se lanzará a bordo del cohete SLS y será la encargada de llevar a los astronautas hacia la Luna y, en futuros programas, a Marte. Tiene capacidad para cuatro tripulantes por viaje y, para garantizar su seguridad, los ingenieros la han dotado con tecnología innovadora y con los sistemas más avanzados y sofisticados de protección térmica.


El Programa Artemis cuenta con el apoyo de seis agencias espaciales alrededor del mundo, incluidas la europea (ESA) y la mexicana (AEM), al igual que con el de diversas entidades privadas. Actualmente, se tienen planeadas nueve misiones, entre los años 2022 y 2030; éstas son:



Artemis I, a unas pruebas de la Luna

La misión que nos compete ahorita, por ser la más próxima a convertirse en una realidad –después de varios inconvenientes–, es la de Artemis I, que, de acuerdo con información de la NASA hasta el momento de la redacción de esta nota, y si todo sale bien, el cohete SLS podría lanzarse finales de este mes o hasta mediados de noviembre.


Objetivos: Poner a prueba las capacidades para volver a orbitar la Luna y regresar a la Tierra. Demostrar el buen funcionamiento de las operaciones e instalaciones durante todas las etapas de la misión, al igual que el de los sistemas de Orion en un entorno de vuelo espacial, entre ellos, que el escudo térmico pueda resistir la alta velocidad y las condiciones de calor cuando la nave reingrese a la atmósfera terrestre, para garantizar su retorno seguro a nuestro planeta, así como un impecable descenso, amerizaje y recuperación del vehículo, antes de que se efectúe el primer viaje tripulado del programa, con Artemis II. También, realizar estudios sobre el efecto de la radiación en el tejido humano y el cohete, y poner 13 satélites en órbita.


Lugar de lanzamiento: Launch Pad 39B, en el Centro Espacial Kennedy, de la NASA, en Florida.

Duración de la misión: 37 días, 23 horas y 53 minutos.

Millas totales de recorrido: 1.3 millones de millas.

Distancia máxima desde la Tierra: 280 mil millas, aproximadamente (450 mil kilómetros); supera la distancia recorrida por Apolo 13 (248 mil 654 millas [400 mil 170 kilómetros]).

Amerizaje: Océano Pacífico, frente a la costa de San Diego.

Fecha de lanzamiento: Octubre noviembre de 2022.


El día exacto en el que el cohete despegará rumbo al espacio exterior aún no se conoce; y es que, en realidad, el evento estaba programado para este verano, sin embargo, por cuestiones técnicas, se ha tenido que postergar en tres ocasiones.


En marzo de este año, el cohete SLS salió por primera vez de su zona de ensamblaje y, como parte del protocolo de seguridad y de verificación mecánica antes del lanzamiento, se realizaron tres intentos del llamado ‘ensayo general en húmedo’, en el cual se revisan los sistemas, se llenan los tanques de sus cuatro motores y se practican los procedimientos de la cuenta regresiva para el despegue; no obstante, se presentaron algunos problemas, así que, pensando en que éstos estarían resueltos en buen tiempo, se determinó que la fecha para emprender el viaje a la Luna estaría dentro de una ventana[1] de finales de agosto.


Llegado ese mes, el día 22, la NASA informó que el cohete había superado exitosamente la prueba Flight Readiness Review (FRR), que se hace para corroborar que los propulsores estén listos y que todo opera de la manera correcta, por lo que indicó que el lanzamiento sería el día 29. Pero eso no sucedió, ya que, 48 horas antes, en el Launch Readiness Review (LRR) –un examen en el que se debe comprobar que no haya cambios desde el FRR y en el que se evalúan las condiciones meteorológicas–, se descubrió que el tercer motor del SLS no estaba llegando a la temperatura adecuada y las reparaciones de dicha falla se extendieron más tiempo del esperado. Se pensó que el problema estaba en un sensor, algo relativamente sencillo de arreglar, por lo que se asignó el 3 de septiembre como la nueva fecha de despegue, que tendría lugar a la 1:17 p. m., hora de la Ciudad de México.


Todo estaba listo y parecía que, esta vez, las cosas saldrían conforme a lo planeado; no obstante, 40 minutos antes del vuelo, nuevamente, se dio la orden de suspender la misión debido a que las fallas en el motor tres continuaban; se registró una fuga de hidrógeno líquido, además de un inconveniente con una válvula de escape, que no pudieron ser reparados a tiempo. De igual manera, se determinó que el clima tampoco era viable. Luego de resolver los desperfectos, la nueva fecha seleccionada fue el 27 de septiembre, pero, esta vez, el lanzamiento se suspendió a causa del huracán Ian, que se acercaba a las costas de Florida.


Un perro y un cordero, los primeros en regresar a la Luna

Es tradición que la NASA envíe, en sus misiones, diferentes tipos de objetos –como juguetes, parches, pines, insignias, etcétera–, con el propósito de amenizar los viajes y como una manera de recordarle a los astronautas su humanidad. Cuando regresan a la Tierra, son exhibidos en museos o se obsequian como recuerdos.

Son más de 10 mil artículos los que irán en la misión Artemis I y, en total, suman un peso de 54 kilogramos; entre ellos, se encuentran un peluche del icónico perrito Snoopy, vestido de explorador espacial, que fue elegido por la NASA, para ser, simbólicamente, el primer tripulante del cohete SLS y de la nave Orion. Este personaje fue seleccionado debido a que tiene una historia singular con los viajes a la Luna. En 1969, como parte de la misión Apolo 10, que orbitó el satélite natural de la Tierra, los astronautas Eugene Cernan, John Young y Thomas Stafford instalaron un módulo lunar al cual nombraron Snoopy. Luego, en 1990, el tierno can voló a bordo del transbordador espacial Columbia, durante la misión STS-32.


Por su parte, como compañero de la mascota de Charlie Brown, la ESA seleccionó a Shaun, el cordero, y junto a ellos, irán cuatro figuras hechas de bloques de LEGO, que servirán como indicadores visuales para cuando la nave alcance la ingravidez. La agencia antes mencionada enviará, también, un póster de la emblemática película francesa Viaje a la Luna (1902), de George Méliès, y una estatua impresa en 3D de la diosa griega Artemisa, por supuesto, la cual, después, se mostrará en el Museo de la Acrópolis, en Grecia.



Asimismo, al interior de Orion, irá un maniquí antropomorfo, llamado Moonikin Campos, que será de ayuda para identificar los riesgos que podrían correr los tripulantes durante el lanzamiento, la estancia en el espacio y el regreso. Para ello, usará el traje Orion Crew Survival System, equipado con sensores de radiación y diseñado para proteger a la persona que lo porte. En los otros asientos, viajarán dos modelos de torsos humanos, fabricados con materiales que simulan ser huesos, tejidos blandos y órganos masculinos y femeninos. Sus nombres son Zohar y Helga, y poseen más de 5 mil 600 sensores y 34 medidores de radiación.


El Museo Nacional del Aire y el Espacio, en Washington, prestó unos medallones, un parche de la misión Apolo 8, un fragmento del Apolo 11 y muestras de roca lunar traídas en aquellas exploraciones. Otros artículos son 90 insignias de Girls Scouts, semillas de árboles –que, luego, serán donadas a escuelas– y la Agencia Espacial de Israel donó un guijarro proveniente del mar Negro.


Para involucrar, de alguna manera, a la población mundial en la expedición, hace un tiempo, la NASA abrió un portal para que las personas se registraran, obtuvieran un pase de abordar significativo y viajaran a la Luna, de forma simbólica. Se recolectaron 3 millones 391 mil 120 nombres, los cuales se almacenarán en unidades USB y microchips, que irán al interior de Orion.


Sólo queda esperar aquel día de octubre o noviembre, en el que, finalmente, el cohete SLS, en la misión Artemis I, despegue rumbo al espacio, para volver a la Luna, después de 50 años. No cabe duda de que será un evento histórico y el primer paso para explorar el satélite como siempre lo hemos imaginado. La humanidad ya no quiere dar saltos; al parecer, ya está lista para trotar en la superficie lunar o, quizá, empezar a correr.


[1] Una ventana de lanzamiento se refiere al período en el que es viable el despegue de un cohete espacial, para garantizar, o bien, tener altas posibilidades de que se alcance el objetivo, con éxito.

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