Lamentablemente, a la extensa lista de los animales que han desaparecido en las últimas décadas, podría incorporarse el koala, pues la Fundación Australiana del Koala (AKF) ha declarado a este marsupial como funcionalmente extinto debido a que ha registrado un grave y acelerado descenso en su población, sobre todo en los últimos tres años.
De acuerdo con información de este organismo, desde 2018, la cantidad de ejemplares existentes en toda Australia ha disminuido en un 30 %. Los sitios más afectados, y en los que se concentra la mayor atención, son Nueva Gales del Sur (al sureste del país, que se distingue por albergar a la capital, Canberra; una de sus ciudades más importantes, Sídney; y por sus parques nacionales), cuya población particular de koalas ha sufrido una reducción del 41 %; y Queensland, al noreste, con un decrecimiento del 37 %. Lo anterior se traduce en que, actualmente, se contabilizan entre 32 y 57 mil de estos marsupiales en todo el territorio australiano, contra los 45 a 82 mil estimados en 2018, una cifra, de por sí, ya pequeña.
Además, existen varias zonas del país (26 electorados) donde habitan menos de cien koalas. Es por ello que la AKF ha decidido elevar la categoría de vulnerabilidad de esta especie, pues, si bien no ha desaparecido en su totalidad, su densidad de población está en números rojos y no parece vislumbrarse una mejoría a futuro, sino todo lo contrario. Y es que, tanto en las reservas de cautiverio como en su hábitat natural, el hecho de que haya pocos ejemplares, les obliga a practicar la endogamia, es decir, la reproducción entre miembros de la misma familia, lo que representa un peligro para ellos, por estar genéticamente vinculados.
¿Cuáles son las causas?
Contundentemente, la mano del hombre, cuyas acciones comenzaron desde siglos atrás. Como sucede con muchos otros animales endémicos de una sola región, el koala no habita en ninguna otra parte del globo más que a lo largo de toda la franja este de Australia, lo que dificulta la posibilidad de conservación de su especie.
Hace más de dos siglos, había más de diez millones de koalas en varias hectáreas de bosques de eucalipto, su principal fuente de alimento. Pero, cuando los europeos llegaron a la región, iniciaron una caza masiva de estos marsupiales debido al valor comercial que le encontraron a sus pieles. Por ejemplo, en 1919, cazaron alrededor de un millón de ejemplares en la zona de Queensland, y para 1927, la cifra incrementó aún más.
A raíz de esto, el gobierno australiano revalorizó la situación, nombró al koala como emblema nacional e inició programas para la reubicación y conservación de la especie y de su hábitat, los cuales, al inicio, resultaron fructuosos, aunque no al grado de recuperar la cantidad que algún día existió.
Por el contrario, se presentaron otros factores que han agravado la situación:
· El cambio climático, que, a su vez, ha generado otros problemas, como las sequías y los incendios; estos últimos, exacerbados por las ventiscas que, también, se han intensificado.
· La minería y la agricultura, actividades que obligan a la transformación del hábitat natural de los koalas y de sus fuentes de alimento.
· La urbanización, que, al igual que el punto anterior, conlleva a la destrucción de los bosques y a la emisión de gases contaminantes por parte de los medios de transporte, las fábricas, etcétera.
· Enfermedades, como la clamidia, que les causan la muerte.
De acuerdo con un informe de reporte de daños, elaborado por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF-Australia), los fuertes incendios ocurridos en dicho país desde septiembre de 2019 hasta finales de febrero de 2020, durante el llamado ‘Verano negro’, terminaron con alrededor de 61 mil koalas, cifra que forma parte de los 3 mil millones de animales que se vieron afectados, entre ellos, 143 millones de mamíferos, 2 mil 460 millones de reptiles, 181 millones de aves y 51 millones de ranas.
Los datos de la AKF representan un llamado de emergencia y la última oportunidad tanto para el gobierno australiano como para los habitantes, para redoblar esfuerzos que conduzcan a la salvación de este bello animalito. Por su parte, la WWF-Australia impulsó la iniciativa Koalas Forever, con la cual pretende utilizar zánganos dispersores de semillas para crear corredores de koalas, así como establecer un fondo para animar a los dueños de tierras a construir refugios para ellos. ¡Aún estamos a tiempo de impedir su extinción!
El koala (Phascolarctos cinereus) es un animal muy sensible a cualquier cambio en el medio ambiente; permanece dormitando o descansando cerca de 20 horas al día, y utiliza las cuatro restantes para alimentarse con hojas de varias especies de eucalipto.
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