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La importancia del pensamiento positivo en la buena salud


Ser optimistas podría reducir el riesgo de morir prematuramente




El optimismo es la tendencia a ver, esperar o juzgar las cosas o situaciones en su aspecto más positivo o favorable; el pesimismo, por el contrario, mantiene una perspectiva negativa o menos esperanzadora. El truco más clásico y simple, pero efectivo, para saber si una persona es optimista o pesimista es la prueba del vaso lleno a la mitad. Matemáticamente hablando, está lleno y vacío al 50 %, pero, para la mente, o está medio lleno está medio vacío.


Quienes se inclinan por la primera perspectiva (medio lleno) son catalogados de optimistas, pues, de alguna manera, consideran que aún hay suficiente agua en el vaso; los que creen que el líquido está por acabarse son los pesimistas, que ven un escenario menos favorable. Aunque cabe decir que ser pesimista no es del todo malo, ya que, al visualizar las situaciones desde un lado no tan alentador, se activa el sentido de alerta, de supervivencia, y obliga a la persona a buscar estrategias para hacer frente al problema.


Positividad para vivir más


El optimismo invita a ver los positivo, lo bueno, el beneficio o la enseñanza que podemos recibir, incluso, de las situaciones más complicadas. En otras palabras, aplica la filosofía de “si la vida nos da limones, hagamos limonada, plantemos una semilla y obtengamos un árbol”. También, nos empuja para adelante, pero de otra forma. Es por ello que se recomienda mantener una actitud optimista en la vida, en general. Y es que, además, se ha demostrado que puede ayudar a las personas a vivir más tiempo.


Un estudio, realizado por la Escuela de Salud Pública TH Chan, de Harvard, encontró que las mujeres más optimistas tenían un riesgo significativamente menor de muerte por varias causas, casi un 30 % menos, en comparación con las menos optimistas.


De manera más específica, la reducción en el riesgo de muerte en cada una de las enfermedades analizadas en el estudio, para las mujeres más optimistas, fue del 16 % en cáncer, 38 % en enfermedad cardíaca, así como enfermedades respiratorias, 39 % en accidente cerebrovascular, y 52 % en muerte por infección.


La investigación se llevó a cabo durante ocho años, de 2004 a 2012, en donde se analizaron los datos de 70 mil mujeres inscritas en el Estudio de Salud de Enfermeras, el cual es de larga duración y rastrea la salud de las mujeres, mediante encuestas, cada dos años. Los investigadores del estudio de Harvard evaluaron los niveles de optimismo de las participantes, así como los factores que podrían influir en cómo éste afecta el riesgo de mortalidad, tales como la raza, la presión arterial, la dieta y la actividad física.

De acuerdo con los resultados, se concluyó que los comportamientos saludables denotan un vínculo entre el optimismo y la reducción del riesgo de mortalidad; es decir, tener una visión optimista conduce a las personas a adoptar hábitos y estilos de vida sanos, lo que se traduce en una mejoría en la salud y, por lo tanto, menor probabilidad de enfermedad y muerte. Otra posible explicación que encontraron los autores es que un mayor optimismo afecta directamente a nuestros sistemas biológicos.


El doctor Eric Kim, codirector del estudio, enfatiza que, en las estrategias médicas y de salud pública para la prevención y manejo de enfermedades, así como para la reducción del riesgo de muerte –que, muchas veces, implican la presencia de fármacos–, se debe considerar, también, el factor psicológico, ya que la mente tiene gran poder sobre nuestro organismo, por lo que mantenerla saludable puede marcar la diferencia en el bienestar de nuestro cuerpo.


La coautora de la investigación, Kaitlin Hagan, dice que el optimismo se puede impulsar y trabajar, incluso, con actividades sencillas, como pensar y escribir los mejores resultados posibles en diversas áreas de nuestra vida.


La felicidad contra las adicciones


Pero este estudio no es el único que relaciona el optimismo con la buena salud. Entre otros tantos, existe uno, llevado a cabo por el Instituto de Investigación de Recuperación del Hospital General de Massachusetts, que defiende que los ejercicios de psicología positiva mejoran el estado de ánimo de las personas que luchan contra alguna adicción; estos incluyen actividades de escritura breve en donde se revivan momentos felices de su vida.


La autora principal del estudio, Bettina B. Hoeppner, afirma que la recuperación frente a una adicción es difícil, por lo que, “para que el esfuerzo sea sostenible, es necesario que se puedan lograr experiencias positivas a lo largo del proceso”.


Se evaluaron las respuestas de más de 500 personas que luchaban contra alguna adicción, a las que se les aplicó un cuestionario en línea. Cada una debió realizar un ejercicio diferente, entre cinco opciones posibles.


Los participantes cuyo ejercicio consistió en seleccionar y describir una de sus propias fotografías que retrataba un momento feliz de su vida coincidieron en un mayor aumento de humor y en los índices más altos de felicidad. A ellos, les siguió el grupo que tuvo que reconocer dos experiencias positivas del día anterior; luego, estuvieron los que debieron escoger una vivencia destacada y un desafío del día anterior, seguidos de los que tuvieron que mencionar un placer anticipado para el día siguiente. El grupo al que se le pidió escribir sobre los retos que tuvieron que enfrentar el día anterior demostró una caída en su umbral de felicidad.


Este estudio es el primero en su tipo en probar si los ejercicios de psicología positiva aumentan la felicidad en las personas que están en un proceso de recuperación del consumo de sustancias. Los resultados demostraron que sí. Los investigadores afirman que ejercicios como los probados en su estudio podrían servir como herramienta complementaria durante y después del tratamiento de este tipo de pacientes, para promover su felicidad. Para ellos, no basta sólo con reducir o eliminar el uso de las sustancias adictivas en la persona, sino que es necesario emplear estrategias de ayuda, que estimulen el pensamiento, las experiencias y las emociones positivas, y abarquen la calidad de vida.


¿Usted de qué tipo de persona es?, ¿de los que ven el vaso medio lleno o medio vacío? Si es de los del segundo grupo, tal vez, debería considerar ser más optimista, con una actitud más positiva ante la vida; esto no sólo ayudará a su salud mental, sino, también, a la de todo su cuerpo en general.

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