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La guerra contra TikTok



Actualmente, la fiebre del momento en cuanto a redes sociales es TikTok, una aplicación de entretenimiento, propiedad de la empresa china ByteDance, en la que se pueden realizar y compartir videos cortos con efectos, filtros y fondo musical, otorgando facilidades de edición dentro de la misma plataforma; así, el contenido depende de la creatividad de cada usuario. Fue lanzada en 2016, y en China opera bajo el nombre de Douyin, que significa “sacudir la música”.

Pese a que tuvo buena aceptación desde sus inicios, TikTok alcanzó su popularidad en 2019, misma que se intensificó este año durante la cuarentena por la pandemia de COVID-19. Según una investigación realizada por Sensor Tower, la mayoría de sus cuentas pertenece a adolescentes, adultos jóvenes y figuras del medio artístico, y la app suma hasta la fecha más de 2 mil millones de descargas a nivel global, de las cuales 165 millones corresponden a habitantes de Estados Unidos, siendo éste el tercer país con mayor actividad después de India y Brasil.

Lo anterior generó que, desde hace unos meses, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, iniciara una batalla contra la red social, que implica prohibir totalmente su funcionamiento dentro del territorio norteamericano, pues argumenta que es una forma de espionaje que amenaza la privacidad de la población, ya que, a través de las cuentas registradas, recopila información personal de los usuarios, para luego compartirla con el gobierno chino, con fines maliciosos. De esta manera, advirtió que la única solución al problema es que una empresa estadounidense compre los derechos de la aplicación.

Asimismo, India es otro país que comparte este pensamiento, de modo que ya bloqueó parcialmente a la aplicación, pues, si bien ya no es posible descargarla ni actualizarla, las personas que anteriormente lo hicieron siguen teniendo acceso al servicio, aunque sea con versiones viejas.

Es preciso recordar que, en China, el internet y todo lo que en él circula y se comparte está monitoreado por el gobierno; sin embargo, no hay pruebas que fundamenten las acusaciones del presidente Trump. Por su parte, ByteDance siempre ha negado la transferencia de información de sus usuarios y sostiene que la operación de TikTok es independiente y no está sujeta a ninguna ley china; incluso señala que varios de sus funcionarios son estadounidenses.

Es cierto que TikTok recoge y guarda datos de las personas, para luego, con ayuda de programas especializados, analizarlos y usarlos a su favor en las estrategias de marketing. Es decir, desde el momento en que el usuario crea su perfil, lo vincula con otras cuentas, navega por la aplicación y crea su contenido, se activan las llamadas cookies, que se valen de esa información para definir al cliente y ofrecerle contenido o sugerirle videos que le puedan gustar, de acuerdo a sus intereses. Pero lo cierto es que esto no es exclusivo de esta plataforma y tampoco es diferente a lo que hacen otras compañías, como Google o Facebook, por ejemplo; es simplemente la lógica de la mercadotecnia digital, la cual, en teoría, el usuario conoce al momento de aceptar los términos y condiciones de cualquier sitio en internet en que se dé de alta.

Dado que Donald Trump había fijado el 15 de septiembre como fecha límite para efectuar la compra de TikTok, muchas empresas levantaron la mano, entre ellas, Microsoft; sin embargo, un día antes, ByteDance anunció que había elegido asociarse con Oracle. Para el día 21 de ese mismo mes, se presentó un nuevo acuerdo de estructura empresarial y transparencia, que incluía también a Walmart. En él se especificaba la idea de crear TikTok Global, para coordinar la prestación del servicio de TikTok en el país de las barras y las estrellas y en el resto del mundo, donde las firmas estadounidenses tendrían el 20 % de participación, con Oracle como proveedor de la nube para el almacenamiento de datos, mientras que la compañía china, el 80 % restante. Se dice también que la nueva marca sería propiedad mayoritariamente de inversionistas norteamericanos, ocupando cuatro de los cinco puestos de la junta directiva, y tendría su sede en Estados Unidos.

La resolución anterior pareció haber tranquilizado un poco las intenciones de Trump, sin embargo, aún no hay nada seguro y el plan sigue en negociaciones. Cabe mencionar que el 28 de septiembre, un juez declinó temporalmente la petición del presidente sobre la prohibición de TikTok, la cual estaba programada para implementarse la noche de ese día, lo que hubiera significado que, a partir de ese momento, las tiendas de Google y Apple tuvieran que eliminarla de su catálogo.


Los especialistas en comunicación digital y virtual aseguran que, aunque no es imposible que los deseos de Donald Trump se concreten, la probabilidad de que eso suceda es muy baja, ya que necesitaría pruebas sólidas para proceder, además de que se derivarían ciertas consecuencias, como que otras aplicaciones sean susceptibles de bloqueos o inaccesibles para la comunidad estadounidense.

El próximo reto a superar será el 12 de noviembre, día en el que se prevé vetar definitivamente a TikTok en Estados Unidos si no hay una resolución final. Por el momento, hasta el cierre de esta nota, la moneda sigue en el aire, tal vez, inclinada más hacia una cara, pero eso no podrá saberse hasta caiga al suelo.

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