Después de 27 años de operación, y con el mérito de haber sido uno de los primeros navegadores web, con el cual muchos nuevos usuarios de Windows conocieron la experiencia de adentrarse en el sorprendente mundo de internet, Microsoft ha decidido dar de baja a Internet Explorer (IE), ante la necesidad de empezar de cero y para dar paso a otra era, con Microsoft Edge, su nueva propuesta de navegación.
La noticia se dio a conocer el pasado 15 de junio, a través del blog oficial de la empresa de Bill Gates, en donde ésta reconoció, en palabras del gerente general de Microsoft Edge Enterprise, Sean Lyndersay: “La web ha evolucionado y, también, lo han hecho los navegadores… Las mejoras incrementales de Internet Explorer no pudieron igualar a las de la web en general, por lo que comenzamos de nuevo”. Así, pese a que IE seguirá existiendo por un breve tiempo más, desde esa fecha, ya no cuenta con soporte. Esto significa que ya no habrá correcciones de errores, mejoras ni actualizaciones, y su última versión, Explorer 11, será incompatible con muchos otros de los productos y servicios de Microsoft.
La decisión de no retirar a Internet Explorer de tajo es porque existen ciertas aplicaciones y sitios web –ajenos a Microsoft– que están basados en él, por lo que se ha pensado en un período de migración y adaptación del usuario al nuevo navegador. De esta manera, IE irá desapareciendo paulatinamente, y lo hará en dos fases:
1. Durante los próximos meses, al intentar ingresar a IE, el usuario será redirigido a Microsoft Edge, en ‘modo Internet Explorer’, una función temporal que permite acceder, precisamente, a las aplicaciones y a los sitios web que se sustentan en el viejo navegador.
Asimismo, esta modalidad dejará de recibir soporte en Edge, poco a poco, entre 2023 y 2029, dependiendo de la versión de Windows de la que se trate.
2. Al completarse la primera fase, vendrá una actualización de Windows, en la que, ahora sí, se eliminará definitivamente Internet Explorer y, por supuesto, el ‘modo IE’ en Microsoft Edge.
Las acciones puestas en marcha a partir de junio pasado son sólo un paso más en el proceso de jubilación de IE y, para nada, toman por sorpresa a los usuarios. Primero, porque, en febrero de 2021, Microsoft ya había anunciado formalmente sus intenciones de retirar al navegador; además de que, desde tiempo atrás, ya le comenzaba a quitar protagonismo entre sus servicios, por ejemplo: Microsoft Teams, una plataforma de chat y colaboración grupal, dejó de funcionar en su versión web, en IE, en 2020; al igual que las aplicaciones 365 (incluida la paquetería Office), que lo hicieron en 2021. Sin dejar de mencionar que el navegador ya no era de los favoritos de los internautas, que preferían utilizar Chrome, Firefox o, incluso, Safari.
La caída de un grande
Internet Explorer fue lanzado en 1995; venía instalado por defecto y programado como navegador predeterminado en Windows 95. La intención de Microsoft era hacerle competencia a Netscape Navigator, de Netscape Communications. Pronto se posicionó como el preferido de los usuarios e, incluso, llegó a convertirse en un monopolio, a principios de la década de los 2000. En 2002, dominaba el 95 % del mercado de los navegadores. Sin embargo, dicho éxito, también, representó el principio del declive. Primero, porque ese mismo año se introdujo Mozilla Firefox, con innovaciones tecnológicas superiores a las de Explorer; y segundo, porque Microsoft se confió tanto de la posición de su producto que dejó de preocuparse por hacerle mejoras verdaderamente significativas. A estos problemas, se le sumó la llegada de Chrome, de Google, en 2008, que repitió el fenómeno de Firefox, atrayendo a los usuarios que se iban decepcionando cada vez más de IE. Las quejas incluían errores constantes, falta de seguridad y tecnología lenta. En 2010, la presencia de IE en el mercado de navegadores virtuales cayó por debajo del 50 %.
El éxito de Chrome y de Firefox se debe, en gran medida, a que están construidos sobre una base de código abierto, es decir, el acceso al software está disponible para todo el público y cualquier persona puede inspeccionar el código fuente que se ejecuta detrás de él y contribuir para hacer mejoras en la productividad, la confiabilidad y la seguridad. Algo que Explorer siempre rechazó. Microsoft, incluso, reconoció, en su publicación, que la arquitectura de IE era heredada, vieja y se basaba en tecnología de hace 25 años.
Asimismo, Chrome y Firefox son multiplataforma, esto significa que corren en distintos sistemas operativos, como Linux o MacOs, y en dispositivos móviles; mientras que IE se limitaba sólo a Windows y Xbox (productos de Microsoft) y a algunas versiones de MacOs.
Edge debutó en 2015, como parte de Windows 10, y, al parecer, aprendió la lección, pues, ahora, es de código abierto. Actualmente, más del 64 % de los usuarios prefieren Chrome, los últimos números de Explorer apuntan a un 1 %, mientras que Edge posee un 4 %. Sólo queda ver si la nueva apuesta de Microsoft rinde frutos y logra recuperar la posición que alguna vez tuvo Internet Explorer.
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