Estamos a pocas semanas de darle la bienvenida al año 2023, por lo que, seguramente, ya estamos pensando en las metas que nos propondremos cumplir a lo largo de esa nueva vuelta al Sol. Sin embargo, la mayoría de las veces, parece que el tener una lista de objetivos anuales es sólo un elemento más de la decoración y celebración de las fiestas de esta temporada, que se retira o se olvida después de los primeros meses; y es que es muy común que mucha gente –y nos incluimos– empiece bien, pero que, al paso del tiempo, desista y llegue al próximo diciembre sin haber cumplido aquellas promesas.
Lo cierto es que, más allá de una clásica práctica festiva, pasar de un año a otro representa el cierre y el inicio de ciclos, y nos da la oportunidad de comenzar nuevamente, dejando atrás lo malo y aprendiendo de los errores, para ser mejores personas. Ese es el verdadero sustento de los propósitos de Año Nuevo, los cuales –haciendo eco de una icónica frase de la película de Spiderman– conllevan una gran responsabilidad, y ésta recae en todas esas acciones que realizamos para lograr que se cumplan.
Sabemos que es muy fácil tener ideales, pero, también, que puede ser algo complicado materializarlos, por distintas circunstancias; por ello, a continuación, le daremos algunas estrategias para conseguirlo.
Lo que se debe evitar
Primeramente, es preciso subrayar que, de acuerdo con psicólogos e investigadores, las principales razones por las que solemos fracasar en el cumplimiento de los propósitos son: la ambición, refiriéndose a que nos planteamos muchísimos objetivos; la poca realidad, es decir, elevamos las metas a la calidad de casi fantasías; y la inespecificidad, o sea, que no delimitamos los ideales y la amplitud de los mismos nos lleva a confundirnos o a no saber por dónde abordarlos.
Hacemos énfasis en estos errores porque, sencillamente, el éxito radica en corregirlos. ¿Cómo?
Antes de empezar
Una acción obligada previo a escribir nuestra lista de propósitos es hacer una autorreflexión, en la que analicemos, con objetividad y honestidad, nuestros aspectos negativos y los positivos, y lo que, de verdad, queremos modificar en nosotros mismos y/o en nuestro estilo de vida. Lo que tratamos de decir es que, si caemos en los propósitos cliché, será muy difícil que nos comprometamos a cumplirlos. Las metas deben ser algo que realmente deseemos con el corazón; eso será nuestro principal impulso y motivación.
Ahora bien, al momento de seleccionarlas, muchos expertos recomiendan basarse en el método SMART, el cual sirve para cumplir toda clase de objetivos, desde los personales de Año Nuevo hasta los empresariales en un proyecto. Se trata de un acróstico en inglés, de palabras clave:
· S, de specific (específico): Ir de lo particular a lo general; definir lo más que se pueda el propósito; eso nos ayudará, incluso, a ir planteando el resto del proceso. Para ello, se puede responder a las preguntas ¿qué quiero exactamente?, ¿cuándo?, ¿dónde?, ¿con qué? y ¿con quién?
· M, de measurable (medible): Para planear, así como verificar tanto el avance como el cumplimiento de un objetivo, éste debe poder medirse, ya sea en cantidades exactas, porcentajes o plazos. Por ejemplo, cuántos kilos quiero bajar, en qué tiempo y cuántos llevo; o bien, el número de libros que hemos leído en cierto período, etcétera.
· A, de achievable (alcanzable): Se refiere a ser conscientes de que contamos con los recursos necesarios, o bien, tenemos la posibilidad de conseguirlos para alcanzar el objetivo.
· R, de realistic (realista): Está muy ligado al punto anterior. Debemos proponernos metas reales y que estén, de alguna manera, dentro de nuestras posibilidades. En otras palabras, no caer en la fantasía, como esperar ser el próximo rey de Inglaterra o convertirnos en un astronauta, en tan sólo un año. Si bien, sí es posible volverse astronauta, se empieza por metas pequeñas; es decir, delimitadas, lo que nos regresa al primer apartado.
· T, de time (tiempo): Marcar plazos para las diferentes fases del proceso y para el objetivo final. Ojo, obedeciendo al punto previo, dichos períodos deben ser realistas también, entendiendo que todo lleva un tiempo.
Contemplando lo anterior, lo ideal es hacer una primera lista con los principales propósitos que queremos lograr. Es un borrador, del cual, después, discriminaremos contenido, por lo que lo aconsejable es escribir entre tres y cinco metas, máximo 10.
Luego, es preciso evaluar objetivamente la prioridad de dicho listado, para eliminar algunos propósitos y quedarnos sólo con los que consideremos más importantes o urgentes. Los criterios para quitar o conservar metas dependerán únicamente de cada persona y de sus necesidades. La idea de la depuración es quedarnos con un solo objetivo, máximo dos. No se asuste si son muy pocos; recuerde que menos es más.
Durante el proceso
Además de los pasos que propone el método SMART para cumplir los propósitos, también, se necesita, lógicamente, de ciertas actitudes de nuestra parte:
· Compromiso y constancia: Las cosas no llegan de la noche a la mañana; el plantearse metas requiere de estar conscientes de que éstas costarán tiempo, sacrificios y trabajo arduo para lograrlas. Debemos estar dispuestos a ser pacientes, a tomar ciertos riesgos y a dar todo de nuestra parte para que la euforia no dure sólo de enero a marzo. Por ello, es importante seleccionar bien nuestros propósitos, pues si estamos realmente motivados, nos será más sencillo hacer y mantener el compromiso.
· Delimitar un plan de acción: Pensando en el objetivo específico, es preciso definir cómo lo vamos a lograr y los pasos necesarios. Por ejemplo, si nuestra idea es estudiar otro idioma, entonces, lo primero sería evaluar escuelas (checar programas, costos, requisitos), revisar convocatorias si es el caso, ajustar nuestros tiempos diarios donde podamos incluir esa nueva actividad, inscribirnos, completar los módulos, etcétera.
· Pequeños plazos: Tratar de cumplir el propósito general en pequeños tiempos. Por ejemplo, si nos hemos planteado perder 20 kilos, se debe establecer un plan –con la consulta de un nutriólogo– para bajar cierta cantidad por mes.
· Compartir nuestras metas: Se refiere a contarle a alguien de confianza acerca de nuestro objetivo, con la idea de que sea nuestro apoyo en caso de que lo necesitemos. Por ejemplo, que nos motive si ve que hemos perdido el ánimo.
· Premiarnos a nosotros mismos: Cada paso que damos, por muy pequeño que sea, nos alienta a seguir adelante. No debemos ver el propósito como una tarea insufrible o difícil de conseguir, por el contrario, es mejor verla como una actividad divertida. Una manera de no perder la motivación es autopremiarnos, eso sí, con moderación.
· Ser flexibles a los cambios: Seguramente, a lo largo del tiempo, se presentarán situaciones inesperadas que puedan alterar el proceso de cumplimiento de nuestro propósito; algunas de ellas son que tengamos uno que otro fracaso parcial o que, en cierto momento, los resultados no sean los esperados. En esos casos, no debemos desesperarnos ni renunciar; al contrario, siempre hay posibilidad de reevaluar y de readaptar el plan a las nuevas circunstancias.
Esperamos que estos consejos le ayuden a cumplir sus propósitos para el próximo año. Inténtelos, verá que es muy satisfactorio ver que el trabajo y el esfuerzo realizados rinden frutos, y que no es ficción ni mentira que sí se pueden alcanzar las metas que nos planteamos cada 31 de diciembre. ¡Mucho éxito!
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