La tiroides es una glándula, con forma de mariposa, que se ubica directamente debajo de la laringe, frente a la tráquea, y se encarga de regular el metabolismo energético del cuerpo mediante el yodo que se absorbe de los alimentos, de tal manera que las hormonas tiroideas son esenciales para todas las células del cuerpo.
La producción y secreción de las hormonas por parte de la tiroides está regulada por la glándula hipófisis y por el hipotálamo, una región situada en la base del cerebro. La tiroxina, a menudo conocida como T4, es la principal hormona secretada por la glándula tiroides, la cual, posteriormente, se transforma en T3.
Ambas hormonas ayudan a controlar el metabolismo y se liberan hacia la circulación sanguínea. La TSH, u hormona estimulante de la tiroides, es secretada por la hipófisis y controla la cantidad de T4 que produce la glándula tiroides. Dicha glándula secreta más o menos TSH en respuesta a los niveles de T4 del cuerpo, lo que impulsa a la tiroides a crear la cantidad adecuada de T4.
Cuando la glándula tiroides funciona mal, ya sea por secretar demasiada o muy poca hormona T4, se producen diversas enfermedades asociadas a ella; además, puede formarse un bulto o nódulo en la tiroides.
Las enfermedades de la glándula tiroides pueden ser desarrolladas por una serie de afecciones:
· Hipertiroidismo
· Hipotiroidismo
· Bocio benigno
· Nódulos tiroideos
· Cáncer de tiroides
· Tiroiditis
Hipertiroidismo
Se presenta cuando la tiroides genera más hormona tiroidea de la que el cuerpo necesita. Por lo regular, se debe a un funcionamiento deficiente en el cerebro, específicamente, de la hipófisis; sin embargo, también, se puede presentar por alteraciones de la tiroides. La hiperactividad tiroidea es poco común, ya que se considera que puede afectar a poco más del 1 % de la población en el mundo, siendo las mujeres las más propensas a desarrollar esta afección, a diferencia de los hombres.
La causa más común del hipertiroidismo es la denominada enfermedad de Graves-Basedow, un trastorno autoinmune que genera una producción excesiva de hormonas tiroideas, además de producir un consumo excesivo de yodo en el organismo.
Los principales síntomas del hipertiroidismo son: nerviosismo, irritabilidad, cambios repentinos de humor, intolerancia al calor, problemas para conciliar el sueño, temblores en las manos, latidos cardíacos rápidos e irregulares, diarreas frecuentes, pérdida de peso, sudoración, inquietud y excitación. En los adultos mayores, podrían presentarse arritmias, insuficiencia cardíaca y confusión mental; en caso de que no se reciba tratamiento, se puede presentar una “tormenta tiroidea”, caracterizada por presión arterial alta, insuficiencia cardíaca y fiebre, siendo esto una situación clínica de gravedad que requiere atención médica urgente.
Hipotiroidismo
También conocido como tiroides hipoactiva, se produce cuando la glándula tiroides no genera suficientes hormonas tiroideas. En las primeras etapas, puede no presentar síntomas, lo que se denomina hipotiroidismo subclínico. Esta enfermedad, sin tratamiento, a largo plazo, puede ocasionar problemas de salud importantes, sobre todo hipercolesterolemia o afecciones cardíacas, como bradicardia.
Al comienzo del hipotiroidismo, los síntomas apenas son perceptibles; particularmente, se presenta como cansancio o aumento de peso, y, por lo general, se asocia al proceso del envejecimiento. Sin embargo, a medida que el metabolismo continúa ralentizándose, los signos y síntomas comienzan a ser más evidentes; los más comunes son: aumento de la sensibilidad al frío, estreñimiento, piel seca, aumento de peso, hinchazón en la cara, ronquera, vello duro y piel áspera, debilidad muscular, dolores, sensibilidad, rigidez muscular, ciclos menstruales con sangrados más abundantes de lo normal o irregulares (mujeres), afinamiento del cabello, frecuencia cardíaca más lenta, depresión y problemas de memoria.
La tiroiditis de Hashimoto es la causa más común de hipotiroidismo, la cual se caracteriza por ser un trastorno autoinmune donde el sistema inmunitario produce anticuerpos que atacan a la propia glándula tiroidea, ocasionando que gran cantidad de glóbulos blancos se acumulen en la tiroides, evitando que se genere suficiente cantidad de hormonas tiroideas.
Bocio benigno
Es un agrandamiento de la glándula tiroides; este padecimiento puede ser hereditario o ser ocasionado por una deficiencia de yodo (algo poco común); sin embargo, en la mayoría de los casos, se desconoce la causa real. Anteriormente, se utilizaba la hormona tiroidea para tratar el bocio, pero a pesar de los posibles beneficios de este medicamento, su uso, en la actualidad, es poco frecuente debido a los efectos secundarios que se presentan, por las altas dosis de hormona tiroidea que se liberan al torrente sanguíneo. El bocio puede estar relacionado con el hipertiroidismo, el hipotiroidismo o la función tiroidea normal, por lo que la presencia de un bocio no implica necesariamente que la tiroides no funcione correctamente.
Es más común en los países en vías de desarrollo, ya que una de las causas frecuentes es una dieta deficiente de yodo. En algunas ocasiones, la glándula tiroides puede crecer de tal manera que empiece a comprimir otras estructuras del cuello, como la tráquea y el esófago. Aunque la incidencia de cáncer es pequeña, es recomendable realizar una cirugía si se llega a sospechar.
Nódulos tiroideos
Son crecimientos benignos en la glándula tiroides (no cancerosos) en más del 90 % de los casos. Por lo regular, los síntomas pueden incluir cambios en la voz, dificultad para tragar y dolor en la garganta o cuello, además de un bulto en el cuello. Asimismo, los pacientes pueden experimentar inflamación de los ganglios linfáticos del cuello.
Cuando una parte de la tiroides comienza a agrandarse y a separarse del resto de la glándula, puede dar lugar a nódulos no cancerosos, conocidos como adenomas. Un nódulo funcional es cuando estos adenomas empiezan a generar hormonas tiroideas independientemente del resto de la glándula tiroides. La enfermedad de Plummer, también conocida como adenoma tóxico, es el término que se utiliza para describir cuando estos nódulos no reaccionan a los sistemas reguladores destinados a mantener los niveles de hormona tiroidea bajo control. La presencia de nódulos tiroideos es frecuente; aproximadamente, hasta el 40 % de la población puede llegar a tenerlos; sin embargo, la mayoría son pequeños y benignos.
Cáncer de tiroides
Se desarrolla cuando las células tiroideas se alteran y proliferan, lo que da lugar a la formación de tumores y nódulos malignos por parte de las células cancerosas, los cuales tienen el potencial de propagarse a los ganglios linfáticos, a los tejidos adyacentes y a la sangre, si no se tratan. El carcinoma de tiroides es una enfermedad poco común, pero, durante los últimos 30 años, las tasas han ido aumentando. Los expertos creen que la causa de este aumento es la mejora de la detección por ultrasonido. La mayoría de los tumores malignos de tiroides se pueden curar.
Existen cinco tipos de cáncer de tiroides: papilar, folicular, de células de Hürthle, medular y anaplásico, siendo el folicular el más agresivo, y el papilar, el más común.
La exposición a la radiación (incluido el tratamiento previo para cánceres de cabeza y cuello), antecedentes personales o familiares de bocio y trastornos genéticos hereditarios son factores de riesgo para el cáncer de tiroides.
Tiroiditis
Por razones poco claras, la glándula tiroides puede inflamarse; debido a esto, el cuerpo secreta más hormona tiroidea en el torrente sanguíneo, lo que produce hipertiroidismo o tiroides hiperactiva. Por lo general, esta fase del hipertiroidismo no dura más de tres meses. Con el tiempo, la tiroides se vuelve hipoactiva y secreta una cantidad insuficiente de T4, de forma permanente o temporal. La tiroiditis puede ser consecuencia de una enfermedad bacteriana o vírica; aunque, también, puede desarrollarse después de un parto. La mayoría de las veces, la inflamación es indolora, sin embargo, cuando se presenta dolor o la sensibilidad alrededor de la tiroides, puede llegar a persistir durante varias semanas, sobre todo en pacientes con tiroiditis granulomatosa subaguda.
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