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El viaje de Thor al mundo de los gigantes



Cierto día, Loki, maestro del engaño, y Thor, dios del trueno, emprendieron un viaje hacia Jötunheim, el país de los gigantes de hielo. Durante su camino, pidieron posada en una granja ubicada en medio del campo, para poder pernoctar y saciar su hambre. Ahí, junto con sus padres y su hermana Roskva, vivía Thjalfi, un hombre joven.


Debido al intenso invierno, ya no quedaban gallinas, por lo que no tenían carne para ofrecerles a los dioses. Ante esto, Thor sacrificó a las dos cabras que tiraban de su carruaje, para que todos pudieran comer de ellas; la única condición que puso fue que dejaran los pellejos y los huesos. Sin embargo, Loki engañó a Thjalfi para que se comiera un tuétano, diciéndole que dicho alimento le serviría para ganar fuerza.


A la mañana siguiente, con la intención de reanudar su viaje, Thor revivió a sus cabras, no obstante, notó que una de ellas no podía caminar bien, por lo que se dio cuenta de que alguien se había comido un hueso. Thjalfi confesó todo, y para poder compensar su falta, él y su hermana se ofrecieron a servirle al dios del trueno para siempre.


Thor, entonces, dejó a sus cabras en la granja, bajo la supervisión de Roskva, y le ordenó a Thjalfi que lo acompañara a él y a Loki en su excursión a Jötunheim. Cerca de llegar, se encontraron con un gigante llamado Skrymir, quien se ofreció a guiarlos e, incluso, a cargar sus provisiones dentro de una bolsa que llevaba con él. Luego de una larga caminata, cayó una noche más y los viajeros montaron un campamento para descansar. Skrymir se quedó dormido y, al cabo de un rato, Thor intentó sacar un poco de alimento de su bolsa; sin embargo, irónicamente, a pesar de ser uno de los dioses más fuertes, no pudo abrirla.


Entonces, enfurecido y desesperado, trató de despertar al gigante, golpeándolo varias veces en la frente, con su martillo; no obstante, todo fue en vano. Al amanecer, Loki, Thor y Thjalfi se dieron cuenta de que Skrymir había desaparecido. Continuaron su camino solos y, al llegar a su destino, se dirigieron Utgard, una fortaleza, morada del rey de todos los gigantes, Utgard-Loki, quien les dio la bienvenida, lanzándole un desafío a cada uno, para demostrar que eran los mejores en una habilidad determinada.


El primero fue Loki, quien afirmó que podía comer más rápido que cualquier otra persona. El rey mandó llamar, entonces, a uno de sus sirvientes, Logi, para enfrentarse al dios. Cada uno se sentó en el extremo de una larga mesa rectangular, llena de piezas de carne. La idea era que empezaran a comer todo lo que hubiera desde ese punto hasta el centro de la mesa, y quien lo hiciera más rápido, sería el ganador. Cuando Loki completó su parte, se encontró que su oponente no sólo había terminado primero, sino que, además, había devorado los huesos e, incluso, la mitad de la mesa.


Luego, fue el turno de Thjalfi, que dijo ser el corredor más veloz entre los humanos y que cualquier animal. Pero su oponente sería el gigante Hugi, quien superó al granjero fácilmente en una carrera. Thjalfi solicitó una revancha, y aunque tampoco pudo ganar, esta vez, logró finalizar más cerca de su contrincante. Incluso, el rey admitió que nunca había visto a un humano correr tan rápido. Hubo una tercera competencia, pero el resultado fue el mismo.


Thor fue el último en participar. Su reto era beber el agua contenida en un enorme cuerno, en máximo dos tragos. El dios del trueno dio una profunda succión, suficiente para vaciar la mitad del cuerno, pero esto no sucedió. Entonces, tragó dos veces más, sin embargo, la cantidad de agua apenas se redujo unos cuantos litros.


Ante esto, el monarca de los gigantes decidió, mejor, poner a prueba la fuerza de Thor; así que le pidió que cargara a su gato. El reto parecía sencillo, no obstante, el felino era tan grande como él y, cuando intentaba levantarlo, el animal arqueaba su columna y se dejaba caer, para ser aún más pesado. Pese a lo fuerte que era el dios, sólo consiguió elevar una de las patas del gato, algunos centímetros.


Enfurecido por no haber podido completar sus dos primeros desafíos, Thor exigió luchar contra cualquier gigante, seguro de que podía vencerlo. El rey convocó a Elli, la niñera de los gigantes, quien era una señora de avanzada edad. Parecía frágil y fácil de derrotar, sin embargo, Thor no pudo con ella, y a medida que seguía luchando, se debilitaba cada vez más.


Decepcionados y derrotados, los tres viajeros decidieron marcharse de Jötunheim, pero, antes de irse, el rey les reveló ciertas verdades sobre los retos a los que se habían enfrentado. Les confesó que cada uno de ellos había sido una ilusión y que había un truco detrás, que explicaba el porqué no habían podido superarlos.


1. Sobre la competencia de comida que disputó Loki, el rey afirmó que su oponente, Logi, era, en realidad, la representación de los incendios, que arrasan con todo lo que hay a su paso.


2. Hugi, el corredor que venció Thjalfi, era la encarnación del pensamiento, el cual, siempre, es más rápido que la acción.


3. Por su parte, Thor no había podido vencer a Elli porque ella simbolizaba a la vejez, que, conforme avanza, va debilitando el cuerpo de las personas.


En cuanto al cuerno, éste estaba lleno con las aguas inmensas del océano y, a decir verdad, Thor había bebido lo suficiente como para provocar mareas. El gato representaba a la serpiente que rodea el árbol de los nueve reinos, por lo que todos los esfuerzos de Thor para cargarlo hicieron cambios en el mundo.


Skrymir, el gigante que se encontraron en el camino, antes de llegar a Jötunheim, era el rey Utgard-Loki, disfrazado, quien desvió los golpes que Thor le había dado en la frente en su intento por despertarlo, para crear valles en las cadenas montañosas circundantes.


Por todo lo anterior, el rey reconoció que, en realidad, los tres viajeros habían salido victoriosos en sus pruebas y que tenían habilidades sorprendentes, lo cual, en parte, también, resultaba intimidante y aterrador, pues significaba que nadie podría vencerlos y, por lo tanto, tenían un enorme poder. Así que los dejó ir y les prohibió la entrada a su reino.


Vencedores pero, a la vez, derrotados, Thor, Loki y Thjalfi emprendieron el viaje de regreso a casa, con la satisfacción de que esta experiencia les había dejado grandes enseñanzas y de que todos sus esfuerzos habían cambiado el mundo de alguna u otra manera.

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