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El turismo espacial ya es una realidad



Desde que la entonces existente Unión Soviética lanzó el Sputnik I, en 1957, no sólo inició la carrera entre naciones por explorar el espacio exterior y llevar astronautas a éste, sino que, también, dentro de la mente de unos cuantos “soñadores” e “ilusos” de la época, comenzó a gestarse la idea de que, en algún momento, viajar al espacio no fuera únicamente privilegio de astronautas especializados y con fines de investigación, sino que fuera una posibilidad para los civiles, como forma de turismo.


Hoy por hoy, esa idea futurista ya es una realidad; el último viaje espacial comercial hasta ahora se realizó la mañana del 29 de junio pasado, a cargo de la empresa Virgin Galactic, propiedad del multimillonario británico Richard Branson. Dicho vuelo fue el segundo de la compañía, pero su primero de carácter turístico o privado, ya que el anterior fue de prueba.


El servicio fue contratado por la Fuerza Aérea Italiana y el Consejo Nacional de Investigación de Italia, que utilizaron la expedición para concretar una serie de estudios, como examinar el campo biomédico, la dinámica de termofluidos y el desarrollo de materiales sostenibles en condiciones de microgravedad. Esta misión inaugural llevó por nombre Galactic 01, tuvo una duración total de 72 minutos (desde el despegue, el tiempo de ingravidez y el aterrizaje) e involucró la participación de un avión portador, llamado Eve, y la nave Unity.


¡Próxima parada, el espacio!


La aventura Galactic 01 inició con el despegue del avión portador Eve, a las 8:30 de la mañana, hora local, desde ‘Spaceport America’ –el primer puerto espacial comercial en ser construido en el mundo–, en el desierto de Nuevo México, Estados Unidos. En menos de 60 minutos, Eve alcanzó una altura de 13 mil 600 metros (13.6 km), y fue en ese momento cuando desprendió a la nave Unity, tripulada por seis personas: tres investigadores de la Fuerza Aérea Italiana (clientes) y tres miembros de Virgin Galactic (dos pilotos del vehículo y un astronauta instructor).


Al ser liberada, Unity encendió sus motores y continuó el ascenso, alcanzando la cima a 85 kilómetros de altitud. La nave estuvo suspendida en ese punto durante algunos minutos y, luego, inició su descenso, aterrizando a las 9:42 horas en punto.


Después de este vuelo exitoso, Virgin Galactic tiene programado emprender el Galactic 02 para finales de este agosto, en el que llevará a tres civiles más a conocer los límites donde inicia el espacio. Y es que la empresa ya tiene a más de 800 personas en lista de espera para vivir la experiencia; algunas de ellas, incluso, compraron su boleto hace casi una década.


Actualmente, Virgin Galactic tiene planeado realizar un viaje por mes, con sólo tres turistas a bordo, ya que Unity sólo posee espacio para seis tripulantes, y tres de ellos son miembros del equipo de vuelo. Las misiones serán más frecuentes a partir de 2026, año en el que la empresa introduzca una nueva clase de aviones-cohete, con los que se prevén despegues semanales.



La experiencia de Virgin Galactic, con Unity

Los viajes que ofrece la empresa son de carácter suborbital, esto es que los vehículos no alcanzan las grandes velocidades que las naves de exploración, y sólo son capaces de llegar a una altura máxima de 90 kilómetros, lo que sería el principio del espacio exterior. Tampoco pueden mantenerse mucho tiempo allá arriba ni deambular por el entorno; esto quiere decir que se trata de visitas rápidas, en las que se experimenta la ingravidez espacial durante unos minutos, cuando la nave llega a la cima de su ascenso.


En otras palabras, no son viajes como aquellos que realiza la NASA, en los que se adentran mucho más en el inmenso espacio exterior y los astronautas permanecen días o semanas ahí, explorando, sino que, en los viajes suborbitales, apenas se sale de la atmósfera terrestre.



La carrera por el turismo espacial

Virgin Galactic no es la única empresa que ofrece viajes privados al espacio; también, están Blue Origin, de Jeff Bezos, fundador de Amazon, y SpaceX, de Elon Musk. Y tampoco fue la primera en hacer este tipo de vuelos, ya que éstos iniciaron formalmente como industria o como servicio desde 2021. Y aunque pudiera pensarse que el turismo espacial es una novedad de, apenas, dos años, lo cierto es que tiene sus antecedentes desde finales del siglo XX.


En la década de 1990, la URSS tenía el llamado Programa de Invitados, cuyo objetivo era, precisamente, llevar civiles a la Estación Espacial MIR (estación espacial soviética). La primera persona que volaría por medio de este proyecto iba a ser el multimillonario estadounidense Dennis Tito, quien había quedado maravillado con el lanzamiento del Sputnik I, en 1957, y soñaba con ir al espacio; sin embargo, los problemas geopolíticos de la época y la consecuente desintegración de la URSS, en 1991, impidieron que el plan se llevara a cabo.


Para el año 2000, la compañía holandesa MirCorp le ofreció un viaje espacial a Tito, con el mismo destino, la MIR, pero el intento se volvió a frustrar debido a que el ahora gobierno ruso había decidido destruir dicha estación espacial.


Pero el magnate estadounidense no se dio por vencido, y, pese a la oposición del gobierno estadounidense, consiguió un acuerdo con la Corporación Espacial Estatal ‘Roscosmos’, de Rusia, para volar a la Estación Espacial Internacional [EEI] (lanzada en 1998), por un precio de 20 millones de dólares. Finalmente, el 28 de abril de 2001, Tito llegó a la EEI. Ahí, pasó nueve días, y regresó a la Tierra el 6 de mayo de ese mismo año. Así, podría decirse que ese fue el primer viaje espacial comercial o privado de la historia, y Tito, el primer turista del espacio.


Tuvieron que pasar dos décadas para que una hazaña de este tipo volviera a realizarse; el 2021 marcó el inicio, propiamente, de la era del turismo espacial.


En julio de ese año, la empresa Blue Origin realizó su primer vuelo suborbital; la nave iba tripulada por Jeff Bezos, fundador de la compañía; su hermano Mark; Wally Funk, una mujer piloto, de 82 años de edad; y un joven de 18 años, cuyo boleto había sido un regalo de su padre multimillonario. En octubre, tuvo lugar la segunda misión, en la que viajó William Shatner, actor que interpretó al capitán Kirk, en la serie original Star Trek. El tercer viaje ocurrió en diciembre, con seis personas a bordo.


Por su parte, la compañía de Elon Musk, SpaceX hizo su viaje comercial inaugural al espacio en el mes de septiembre. La nave pasó tres días orbitando alrededor de la Tierra, a 575 kilómetros de altitud, incluso, más a arriba que la EEI.


En 2022, Blue Origin concretó su quinto y sexto vuelo, en junio y agosto, respectivamente. En septiembre, el cohete utilizado para los viajes, el New Shepard, sufrió un accidente en una misión no tripulada de investigación, por lo que la empresa decidió suspender el servicio hasta que se completaran los estudios y reparación correspondientes. Sin embargo, recientemente, anunció que “pronto” retomará los vuelos tanto de investigación como de turismo.


Por su parte, apenas en mayo pasado, se realizó el segundo vuelo de SpaceX, en el cual, tres turistas (dos árabes y un estadounidense) pudieron conocer el espacio.


Catálogo de opciones… y precios

Como ya hemos visto, son tres las empresas que pueden contratarse (si la cartera lo permite) para ir de visita al espacio; sin embargo, la experiencia que ofrece cada una presenta diferencias en cuanto a la duración y a la altura.


Las naves de Virgin Galactic alcanzan una altitud entre los 85 y 90 kilómetros, y duran, en total, entre 70 y 90 minutos. Blue Origin supera los 100 kilómetros de altitud, llegando hasta los 105, máximo, pero la aventura sólo dura 11 minutos. SpaceX parece ser la mejor opción, ya que llega por arriba de los 500 kilómetros de altitud y orbita nuestro planeta durante tres días.


Claro que esas diferencias se ven reflejadas en los costos. Virgin Galactic cobra de 450 mil a 600 mil dólares (entre siete y 10 millones de pesos mexicanos, aproximadamente); Blue Origin, alrededor de 1.25 millones de dólares (más de 21 millones de pesos); mientras que SpaceX, cerca de 55 millones de dólares (arriba de 900 millones de pesos).



Ser o no ser el espacio, esa es la cuestión

Determinar dónde exactamente inicia el espacio exterior es cuestión de perspectivas. Blue Origin ha descalificado los viajes de Virgin Galactic, asegurando que no son viajes espaciales como tal, ya que no llegan a la línea de Kármán (100 km), punto considerado por algunas agencias internacionales como la frontera del espacio.


No obstante, para el Ejército de Estados Unidos y la NASA, el espacio comienza a partir de los 80 kilómetros de altitud, por lo que, bajo esa definición, Virgin Galactic sí llega hasta el espacio.



Sin duda, aún falta mucho por mejorar en cuanto a este tipo de viajes, sin embargo, visitar el espacio de forma turística ya dejó de ser cosa de la imaginación o de una idea futurista, para convertirse en una realidad palpable. Lo único malo es que es un privilegio de unos cuantos y, al parecer, lo seguirá siendo por un largo tiempo más.

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