El Disco de Festo es una pieza que, desde su descubrimiento, ha sido un total enigma, ya que su grabado, en ambas caras, esconde un profundo simbolismo.
Como contexto histórico, parece oportuno hablar de la cuidad de Festo, en Grecia. Cuenta la mitología que esas tierras fueron gobernadas por la dinastía de Radamanto, hijo de Zeus y hermano del rey Minos. De hecho, esta ciudad fue uno de los centros más importantes de la civilización minoica, además de ser el más rico y poderoso del sur de Creta. Festo floreció a principios de la Edad de Bronce, es decir, por mediados del segundo milenio antes de Cristo. Por el año 1,700 a. C., un volcán en la isla de Thera (actualmente, isla de Santorini) hizo erupción y provocó un enorme terremoto, que destruyó la ciudad.
Como Festo representa uno de los asentamientos más antiguos de Creta, se volvió un lugar de interés para los arqueólogos, quienes, en 1908, encontraron el fabuloso ejemplo de una escritura completamente desconocida. La expedición arqueológica, dirigida por Federico Halberra, estaba trabajando en el Palacio Minoico de Festo, en búsqueda de vestigios que indicaran un vínculo entre las antiguas culturas mediterráneas y el Imperio Romano, cuando ocurrió el descubrimiento.
El arqueólogo italiano Luigi Pernier estaba revisando montones de cerámica en un pequeño depósito rectangular, y cuando retiró la ceniza y los escombros, vio que había un extraño disco plano de arcilla cocida, el cual sería denominado, después, como el Disco de Festo. Tal objeto no es muy grande; tiene, apenas, unos 16 centímetros de diámetro y dos de grosor; además, tiene una forma irregular, como ovoide, y fue datado en torno al siglo XIV a. C. Sin embargo, lo más relevante de este disco son sus peculiares grabados.
Las inscripciones fueron realizadas en ambas caras de la tablilla, mediante la presión de sellos jeroglíficos preformados sobre la arcilla blanda. Estos símbolos están separados por líneas y forman un espiral que va desde el borde exterior hacia el centro; a este tipo de escritura, que se asemeja al juego de la oca, se le denomina bustrófedon. En el texto, aparecen 61 casillas o palabras, realizadas con 45 signos distintos: 31, en el lado A; y 30, en el lado B. A este tipo de inscripciones en arcilla se les considera como los precursores de la imprenta europea y china.
Cuando Luigi empezó a investigarlos, se dio cuenta de que no conocía ese tipo de grabados, y fue así que comenzó el misterio, pues, hasta ese momento, no había algo igual que sirviera como referente. De hecho, ni siquiera parecía que el disco perteneciera a la cultura cretense, porque la arcilla con la que fue fabricado no era de ahí y el escrito o las imágenes que se apreciaban tampoco parecía posible conectarlas con Creta; era como si el objeto hubiera sido llevado hasta ese lugar.
Por dicha razón, científicos de todo el mundo han dado lugar a todo tipo de teorías, como que es un tablero de un juego, un teorema geométrico, una proclama, un objeto sagrado (por encontrarse dentro del templo) e, incluso, los más aventurados, como Erich von Däniken, dicen que es un artículo de origen extraterrestre.
Entre las imágenes que tiene el disco, se pueden observar dibujos de personas caminando, cabezas emplumadas, caras con tatuajes, personas atadas (tal vez, esclavos), niños, una mujer (que, algunos piensan, se trata de Tueris, la diosa egipcia de la fertilidad), guantes, tiaras, arcos, zapatos, hachas, picas, escuadras, jarrones, tumbas, columnas, torres, pieles, toros, carneros, halcones, águilas, insectos, ramas, papiros, triángulos, flautas, hondas, hongos y escudos.
Estos últimos tienen una clave numérica; y es que, si se toman las ubicaciones de los escudos y se unen, sale una peculiar forma geométrica. Esto demuestra que la distribución de los escudos dentro del disco no ha sido al azar, lo que ha dado a pensar que ese objeto tiene un simbolismo geométrico que no se conocía hace 3 mil 500 años. Además, hay representaciones de figuras euclidianas, que no pueden ser de Euclides, porque el objeto fue hecho mil 500 años antes de que él naciera.
Por otro lado, no sólo los escudos muestran señales de poseer un significado simbólico aún más complejo de lo que se pensaba. De hecho, hay indicios de que quien lo diseñó intentó borrar algún jeroglífico, para, posteriormente, cambiarlo de ubicación, pero sólo por unos milímetros, lo que demuestra que cada signo, para que fuera correcto, tenía que estar forzosamente en su lugar.
Las distintas imágenes y formas complejas dentro del disco encierran un misterio que bien podría intentar representar una galaxia espiral. Hay quienes piensan que esta pieza de arcilla se utilizó para formar círculos mágicos que se ponían en el suelo para realizar rituales. Otros creen que sus representaciones son ubicaciones geográficas; y más teorías señalan que, quizás, se trate del recorrido a un despertar al conocimiento mágico, o que, tal vez, sea una representación de constelaciones.
Por lo enigmáticos que resultan los códigos, el arqueólogo italiano Louis Godart, especialista en filología micénica, escribió: "Nadie puede descifrar un texto de tan sólo 242 signos si no posee ninguna base firme a propósito del mismo texto y del mensaje que contiene. Junto a la fascinación que ejerce, el disco, por ahora, está condenado a guardar celosamente su misterio".
Sin embargo, Gareth Owens, del Instituto Tecnológico Educacional de Creta, afirma haber resuelto parcialmente el enorme enigma; para conseguirlo, trabajó con John Coleman, un profesor de fonética en la Universidad de Oxford, y con Christoforos Charalambakis, profesor de lingüística en la Universidad de Atenas y maestro del propio Gareth Owens. Este experto en lenguaje minoico cree que el Disco de Festo puede ser leído en un 80 % gracias a los valores de sonido de la escritura micénica lineal B, el cual fue descubierto por Ventris, en 1952. Y, si bien, los símbolos se siguen trabajando, se cree que lo más factible es que se trate de una escritura sagrada de los minoicos, como si fuera una biblia, ya que, en el disco, se hace referencia a una diosa minoica.
Esta no es la única posible traducción que existe, pues, desde su descubrimiento, se han publicado varias propuestas, pero ninguna de ellas ha sido admitida totalmente por los expertos. Por ejemplo, hay quienes piensan que es un código de responsabilidad para el varón. A continuación, se podrá leer, supuestamente, una parte de ese texto, que pertenece a la cara A:
"El hombre debe (...) proporcionar bienestar a su familia. Al hombre, se le debe enseñar cómo cultivar las plantas desde la infancia, a plantarlas, transportarlas, comerciar con ellas, cocinarlas, comerlas, usarlas en la casa…
Esto es todo lo que debería ser capaz de hacer para poder educar y proteger el conocimiento y la tradición de su tierra.
El hombre debe arar y cultivar la tierra, con cuidado y atención, para poder proteger la tierra fértil y sembrada, los bienes y productos transportados y a las mujeres, los hogares y los niños.”
Por otro lado, a pesar de que la mayor parte de la comunidad científica cree en el descubrimiento de Pernier, hay quienes lo consideran un fraude. La oposición más firme es la de Jerome M. Eisenberg, quien escribió, en 2006, un tajante y minucioso artículo para la revista Minerva, titulado "El disco de Festo: ¿cien años de fraude?". En él, escribe que el disco se trata de una pieza que no es auténtica y que había sido creada en el siglo XX únicamente para gloria de unos investigadores que no deberían hacerse llamar como tal.
Para demostrar si se trata de un fraude o no, se requiere hacer una prueba de termoluminiscencia y, así, saber la fecha exacta de la escritura. Sin embargo, las autoridades griegas no permiten que ésta se realice, porque creen que la pieza es demasiado débil para resistir a ella.
Ahora bien, sin importar la postura que uno tome, lo cierto es que, desde el día en que salió a la luz el Disco de Festo, el mundo se encontró con un gran enigma, tanto por su creación como por el significado del texto impreso en ambas caras, o por si, en efecto, fuera un montaje. De momento, parece que el secreto que esconde esta pieza no será fácil de descifrar.
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