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El grafiti como arte urbano, contrario al vandalismo



 

Hoy en día, es común ver grafitis en las grandes ciudades. Esas pinturas que, antes, se consideraban de mal gusto han pasado a ser parte de una importante manifestación cultural urbana. Sin embargo, aún existe el debate sobre si el grafiti es arte o vandalismo, pues es innegable que, cuando empezó este movimiento, se encontraba al margen de la ley y así se mantuvo por décadas. Ese es el principal motivo por el que pareciera que no hay puntos medios cuando se habla de él, pues se odia o se admira.

 

Ahora bien, es importante determinar a qué se le puede llamar grafiti, por lo que, primero, definiremos el significado de la palabra. Existen dos teorías; una dice que su origen está en el término latín scariphare, verbo que se refiere a la forma en la que se utilizaba un punzón para realizar grabados en las tablillas. La segunda dice que la palabra proviene del griego graphein, que significa ‘dibujar’, ‘escribir’ o ‘raya’.

           

Sería después que la lengua latina tomaría alguno de estos dos términos como préstamo, y sería transmitido hasta que, en italiano, significara ‘garabato’ o ‘inscripción’: graffito (en singular) y graffiti (en plural). En los años 60 del siglo pasado, cuando empezó el street art (arte callejero), se empezó a utilizar la palabra ‘grafiti’ para definir a todas aquellas imágenes o inscripciones que tenían un fin artístico, que se realizaban en las paredes exteriores de un edificio. Estas pinturas se caracterizan por hacerse, generalmente, en lugares públicos y mediante pintura en aerosol o de diferentes tipos.

 

La historia y la evolución que ha tenido la forma de realizar grafitis hasta nuestros días es muy interesante, ya que, en sus inicios, se trataba de hacer firmas, mientras que, ahora, son proyectos mucho más ambiciosos y complejos, casi llegando al muralismo. Se cree que esta corriente, como la conocemos hoy en día, empezó en las calles de Filadelfia, en Estados Unidos, con Darryl McCray, quien pintaba su apodo, ‘Cornbread’, en las paredes, para llamar la atención de la chica que le gustaba. Pronto, esta acción llamó la atención de la prensa y se empezó a difundir la noticia, lo que provocó que, poco a poco, este fenómeno fuera imitado.

 

Por otro lado, en Nueva York, a inicios de los años 70, empezó a ser famoso ‘Taki 183’, un repartidor adolescente, de origen griego, que escribía su seudónimo a lo largo de sus rutas de reparto, las cuales estaban en las zonas de negocios de Manhattan. Dicha circunstancia llamó, rápidamente, la atención de novelistas, periodistas, ejecutivos de televisión y demás profesionistas de los medios de comunicación, quienes empezaron a mencionar este hecho en sus canales y formatos de información.

 

Fue así que, entre 1976 y 1980, se desarrolló lo que se denominó la era Die hard, un movimiento masivo que pintaba en los trenes y metros de las grandes ciudades. Esta corriente fue un boom entre los jóvenes, quienes empezaron a practicar este arte en las calles. Es en esta época cuando se le consideró un acto vandálico y era perseguido por la policía; de hecho, para evitar que se siguieran realizando estos grafitis, en Estados Unidos, se empezó a prohibir la venta de aerosoles a los jóvenes.

 

A partir de los años 90, el movimiento tomó otro rumbo. Éste ya no se enfocaba en los trenes y en sólo dejar una firma, sino que las nuevas generaciones pasaron a los muros de las calles y desarrollaron nuevas formas de expresión. Es así como, poco a poco, el grafiti pasó a ser un movimiento cultural que es capaz de realizar obras de arte equiparables a las del muralismo tan admirablemente representado en México, por artistas como Diego Rivera y Clemente Orozco.

 

El movimiento del ‘Tren Limpio’, como se le llamó a esta etapa, sigue vigente hasta nuestros días, razón por la que podemos encontrar gran cantidad de nuevos enfoques y diversos objetivos, generando, incluso, un quiebre con sus inicios, pues, ahora, los grafiteros optan por hacer las cosas de manera legal y pedir el consentimiento del gobierno y del dueño de la pared, para poder pintarla. Sin embargo, su naturaleza de protesta, libertad y crítica social sigue vigente en la mayoría de estas obras, pues su finalidad sigue siendo la de comunicar.

 

Tipos de grafiti

 

  • Tag o firma: Como su nombre lo dice, consiste en plasmar el seudónimo del autor, con un estilo determinado como parte de su marca. En sus inicios, se hacía sólo para dejar claro quién había hecho ese trabajo, pero, con el paso del tiempo, se fueron desarrollando diversos estilos, uno más complejo que el anterior; todo, para adquirir reconocimiento y ganar individualidad. 


  • Throw up o vomitado: Es una técnica muy utilizada por los principiantes, puesto que no es compleja; se trata de ir rellenando letras burbuja. De hecho, esta técnica es la que se usa cuando sólo se quiere ir bombardeando las calles y las zonas públicas, con la firma del grafitero, ya que su diseño y los rellenos son sencillos y espontáneos. 


  • Wildstyle o salvaje: Esta técnica se caracteriza por su complejidad, pues, a diferencia del throw up, las letras o figuras que se crean en este estilo son muy elaboradas y se utilizan varios colores. Sus caracteres entrelazados y sus formas que se superponen entre ellas generan un verdadero reto para los artistas del spray. Los murales que se crean con esta técnica se conocen como burners y suelen tener flechas, curvas y, a veces, elementos 3D.


  • 3D: Consta de dibujos que dan un efecto óptico de tres dimensiones desde una cierta perspectiva. Este estilo se fundamenta en el juego de luces y sombras para crear un efecto realista, lo cual impresiona y cautiva al espectador.



  • Personajes o keko: Aquí, la característica principal es el uso de un personaje de ficción, generalmente, proveniente de cómics, libros, televisión, etcétera. No obstante, hay muchos que prefieren idear sus propios protagonistas.


  • Abstracto: Usualmente, los grafitis de este tipo suelen ser diseños con gran fuerza y estar llenos de colorido, pues lo que se busca es deslindarse de la racionalidad y encontrar nuevos significantes en su propuesta. Aquí, la imaginación se desborda, y todo lo que se ha pensado, mientras pueda plasmarse, se vale.


  • Stencil art o stencil graffiti: El stencil es una forma rápida de crear un dibujo, pues su técnica consiste en crear una plantilla e ir reproduciendo la misma imagen, de manera eficaz. Este estilo de grafiti se relaciona mucho con la crítica social y política. De igual forma, esta práctica tiene un aire misterioso, ya que las obras suelen estar en lugares escondidos o de difícil acceso.   


  • Lemas: Son frases o eslóganes, o bien, escenas con un carácter de denuncia, ya sean en el ámbito político o social, pues se busca generar conciencia a través de esta forma de protesta. Actualmente, Banksy es uno de los grandes artistas urbanos que deja fuertes mensajes de protesta en las calles de numerosas ciudades de todo el mundo.

 

¿Qué necesita un grafiti para ser considerado una obra de arte urbano?

En primer lugar, siempre, se debe considerar la originalidad; el mensaje y la técnica deben ser capaces de llamar la atención. El grafitero, como todos los artistas que sobresalen, debe poseer un estilo propio, de tal manera que, al mirar la obra, ésta sea inconfundible.

 

Otro elemento que no puede faltar es la crítica social. Esta característica no se puede dejar de lado, ya que es parte esencial de su historia y origen. Es por eso que un buen grafiti tiene su carácter subversivo, pues reitera que es una de las manifestaciones artísticas más libres que existen; además, el hecho de que la obra sea tan visible debe de aprovecharse para transmitir un mensaje que despierte la curiosidad e invite a la reflexión, que abra el debate y que muestre las fallas, contradicciones y defectos que tenemos en la actualidad como sociedad.

 

También, se debe considerar su valor pictórico; es decir, para romper con el estigma de que es meramente vandalismo y considerarlo arte, la pieza se tiene que evaluar con los mismos fundamentos que las demás obras pictóricas. De tal manera que se observa el manejo del color, los elementos compositivos, la perspectiva, la luz, la proporción y la expresión, entre otras variantes. Si el grafiti posee todos estos elementos en equilibrio, se puede asegurar que su obra es una genuina expresión artística.

 

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