La leche es un producto de la canasta básica alimentaria, ya que es uno de los alimentos más completos, por su aporte de nutrientes esenciales, tales como las grasas, las vitaminas, proteínas, minerales, calcio, fósforo y potasio, los cuales son fundamentales para el desarrollo y el crecimiento de los niños y adolescentes, y para el fortalecimiento del sistema óseo en los adultos, para evitar enfermedades asociadas a los huesos, como la osteoporosis. De igual manera, a partir de ella, se derivan otros alimentos, que, además, enriquecen la gastronomía, como los diferentes tipos de quesos, el yogurt, la mantequilla, la crema, el kéfir, la nata, por mencionar algunos.
Aparte de sus cualidades nutritivas, el consumo de la leche y sus derivados impulsa y mantiene en funcionamiento la industria láctea, lo que impacta positivamente en la economía, ya que generan millones de empleos, desde los productores de leche, en las granjas, hasta los trabajadores de las plantas de procesamiento y distribución. También, tiene un papel fundamental en el comercio global, ya que es un producto exportado e importado por muchos países.
Por todas estas razones, por iniciativa de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), desde el año 2001, el primero de junio, se celebra el Día Mundial de la Leche, con el objetivo de resaltar sus beneficios, de motivar a las personas a consumirla de manera responsable y de reconocer la labor de todos los que hacen posible que un vaso de leche llegue a nuestras mesas.
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