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Cinco razones para explorar y descubrir nuestra historia familiar



Un pueblo sin el conocimiento de su pasado histórico, origen y cultura

es como un árbol sin raíces.


Marcus Garvey

Activista afroamericano


¿Qué tanto conoce sobre sus antepasados?, ¿alguna vez ha explorado de dónde viene, más allá de su pariente más cercano y querido?


Sabemos que, para cada persona, la familia puede significar diferentes cosas. Para algunos, representa estar con alguien que los entiende y acepta incondicionalmente; para otros, se trata estrictamente de aquellos con quienes tiene una conexión biológica; muchos más no pueden imaginar su vida sin su familia; mientras que otros han perdido todo contacto con ella por diversas razones.


Cualquiera que sea la situación, siempre será buena idea para conocer el origen o la raíz de nuestro linaje, de nuestro apellido, y conocer más sobre nuestros antepasados, pues eso nos ayudará a entender ciertas características de nuestra familia y a reforzar la propia identidad; además, resulta un viaje demasiado interesante, ya que podríamos descubrir cosas sorprendentes; en una de esas, somos descendientes de algún personaje histórico importante.


La relevancia de conocer nuestra genealogía


Como ya mencionamos, la historia familiar es una parte importante de nuestra identidad; cuanto más sabemos sobre nuestra herencia, más nos entendemos a nosotros mismos. Tener claros nuestros orígenes puede ayudarnos a aprender sobre nuestras conexiones culturales y étnicas, y puede desempeñar un papel importante para lograr un sentido de pertenencia.


Si lo vemos de otro modo, conocer nuestra genealogía proporciona una respuesta a la pregunta ¿de dónde vengo?, desde el punto de vista existencialista.


Hay muchas razones por las que es importante conocer esta historia; estas son algunas de ellas:


Proporciona conexiones


A través de la construcción de un árbol genealógico, podemos saber exactamente cómo estamos relacionados con todos nuestros antepasados; así, la historial familiar ayuda a proporcionar conexiones significativas con éstos. Las fotos, las cartas y los diarios antiguos nos dan una idea de cómo eran ellos realmente, quiénes eran, qué hacían y el papel que desempeñaban dentro de su grupo social y la propia familia. Además, los relatos transmitidos de generación en generación, sobre algo que hizo un antepasado, pueden ser inspiradores.


Entendemos nuestro estilo de vida actual


¿Creció hablando más de un idioma o teniendo ciertas tradiciones y costumbres? Seguramente sí, y es muy probable que éstos hayan sido transmitidos por sus familiares, ya sea por sus padres o abuelos, quienes, a su vez, también heredaron de sus de sus antecesores. Los alimentos que consumimos en las reuniones familiares pueden ser otro recordatorio de la procedencia de su familia. Es posible que haya aprendido a preparar algunas recetas, como el pan pita, la pasta italiana o los rollitos de primavera.


Fortalece nuestras decisiones de salud


A nadie le gusta hablar de las enfermedades que afectaron o provocaron la muerte de familiares. Sin embargo, es importante tener en cuenta tal situación, pues es bien sabido que ciertos padecimientos son hereditarios, por lo que saber de ellos nos puede ayudar a llevar un estilo de vida saludable para evitarlos, especialmente en generaciones más jóvenes. Además, conocer la historia sobre cómo nuestros familiares se enfrentaron a tales enfermedades da una luz de esperanza a quienes la padecen.


Propicia la resiliencia


Seamos realistas, la vida es dura; no obstante, quizá, en el pasado, lo era aún más, si hablamos desde el punto de vista tecnológico y científico. Lo más probable es que los miembros anteriores de nuestra familia se hayan enfrentado a terribles tragedias y angustias de las que no tenían la misma información que tenemos hoy en día. Tal vez, superaron cosas que parecían casi imposibles, pero, aun así, lo hicieron. Tener conocimiento de sus historias y cómo sobrellevaron los momentos difíciles puede darnos el valor que necesitamos para seguir adelante cuando estemos en esa misma posición o una similar.


Nos convierte en mejores seres humanos


De la mano del punto anterior, las historias de nuestros antepasados ​​nos ofrecen una versión más agradecida, feliz, empática y compasiva de nosotros mismos. Por ejemplo, podemos descubrir que nuestro bisabuelo vivió durante la Revolución Mexicana y que tuvo que trabajar duro para mantener a su familia, lo que puede inspirarnos a hacer lo mismo. Cualesquiera que sean las hazañas y aventuras que brillen en su tesoro genealógico, ¡ahora es el momento de desenterrarlas!


¿Cómo desentrañar la historia familiar?


Para descubrir nuestros orígenes, es necesario, lógicamente, recabar información familiar. Para ello, podemos valernos de entrevistas con miembros de nuestra familia, y, a partir de ahí, ir trazando la línea hacía el pasado. De una manera más profesional y exacta, esto es posible gracias a la genealogía, la ciencia que se encarga del estudio y seguimiento de la ascendencia y descendencia de una persona o familia. Ayuda a identificar a las personas y a recoger datos sobre ellas, como su nombre completo, la fecha y lugar de nacimiento, matrimonio, fallecimiento y, dependiendo de qué tanto indaguemos, su estilo de vida y alguno que otro secreto.


El término genealogía proviene del latín genealogia, palabra que, a su vez, se compone de los vocablos griegos geneá, que significa ‘familia’, y logos, que se refiere al ‘conocimiento o ciencia’ La genealogía, entonces, es el estudio de los orígenes e historia familiar.

¿Por dónde empezar?


Los genealogistas compilan listas de los antepasados, las cuales, después, organizan en cuadros, listas u otras formas escritas. Estos estudios son un fenómeno universal que varía desde lo rudimentario hasta lo relativamente complejo.


Algunos de los recursos que utilizan para reunir la información, son:


· Relatos orales, que suelen surgir del núcleo familiar y que se transmiten de generación en generación, aunque, también, se valen de los testimonios de gente conocida o allegada a la familia, que puede aportar información valiosa para continuar con la investigación.


· Documentos impresos o manuscritos, como registros civiles de identificación, documentos eclesiásticos y archivos del Estado, que aportan datos que permiten conocer la genealogía de las personas.


· Árbol genealógico, una manera gráfica y sencilla de ordenar los datos reunidos, para definir y darle estructura a la historia familiar, explorando desde las raíces.



Escribiendo la historia
Las reuniones familiares, por ejemplo, suelen ser una gran oportunidad para que los abuelos compartan historias sobre su infancia, o para que los tíos y tías hablen sobre sus recuerdos favoritos, como bromas entre hermanos o experiencias compartidas.

Cabe mencionar que la genealogía es una actividad maravillosa y parte de un aprendizaje permanente. Para algunas personas, es un pasatiempo agradable e intrigante; y para otras, se convierte, incluso, en una pasión. Y es que, conforme más se van descubriendo cosas, más interés y curiosidad se despierta en quien investiga; una aventura similar a la de los detectives o agentes secretos.


Lo invitamos a indagar y a aprender sobre sus antepasados, para descubrir secretos familiares, satisfacer su curiosidad y, por supuesto, dar respuesta a muchas de las preguntas y dudas que siempre ha tenido.



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