El pasado primero de febrero, el mariscal de campo, nacido en San Mateo, California, actual miembro de los Bucaneros de Tampa Bay, y uno de los más laureados del futbol americano, confirmó los rumores que, días atrás, se venían escuchando acerca de que esta habría sido la última temporada de su carrera. En sus cuentas de Instagram y Twitter, publicó una fotografía de él, portando el uniforme de su equipo, acompañada de ocho imágenes de texto en las que daba la noticia, con un discurso de despedida de lo más emotivo, que iniciaba de esta manera:
"Siempre he creído que el deporte del futbol es una propuesta ‘todo incluido’; si no existe un compromiso 100 % competitivo, no tendrás éxito; y el éxito es lo que más amo de nuestro juego. Hay un desafío físico, mental y emocional CADA día, que me ha permitido maximizar mi más alto potencial. Y he dado lo mejor de mí estos últimos 22 años. No hay atajos para éxito en el campo o en la vida.
Me resulta difícil de escribir, pero aquí va: ya no voy a hacer ese compromiso competitivo. He amado mi carrera en la NFL, y ahora es momento de enfocar mi tiempo y mi energía en otras cosas que requieren mi atención... Mis compañeros de equipo, entrenadores, otros competidores y los fans merecen el 100 % de mí, pero, ahora, es mejor que le deje el campo de juego a la siguiente generación de dedicados y comprometidos atletas."
El comunicado fue, metafóricamente, el último aliento de un retiro anunciado, aunque no dejó de sorprender a los medios, a los expertos del deporte y a la afición en general, especialmente a la de los Bucs y la de los Patriotas (el equipo que lo vio nacer), pues el quarterback, de 44 años de edad, había manejado con mucha discreción los rumores. Todavía, una noche antes, en su podcast semanal Let’s go, en el que comparte espacio con Larry Fitzgerald y Jim Grey, comentó que no había tomado una decisión definitiva y que seguiría pensándolo. Horas después, hizo su gran revelación; Brady, una de las más grandes figuras de la NFL, estaba listo para convertirse en leyenda.
Días antes, una fuente cercana al jugador comentó a ESPN, que su retiro ya era un hecho, pero que se estaba manteniendo al margen, para no opacar los partidos de postemporada ni el propio Super Bowl. Una actitud que podría calificarse de humilde, pues tampoco quiso que se le organizara una temporada de despedida.
Los números no mienten
Si es el mejor mariscal de campo de la historia o no, es una opinión subjetiva, sin embargo, no puede negarse que posee un currículum destacable, que le es suficiente para reclamar ese título sin problema, pues supera, incluso, a otros jugadores legendarios.
Su carrera inició en el año 2000 y su último partido fue el pasado domingo 23 de enero, contra los Carneros de Los Ángeles, como parte de las eliminatorias rumbo al Super Bowl LVI; lamentablemente, no pudo agregar una victoria más a su historial, ya que los Bucaneros perdieron el encuentro. No obstante, en 22 temporadas, Brady disputó 47 juegos de playoff, ganando 35, más que el célebre Joe Montana, con 16, y Peyton Manning, con 14, juntos. Llegó diez veces al Súper Tazón, de las cuales, fue campeón de siete (seis, con los Patriotas de Nueva Inglaterra, y una, con los Bucaneros), una cifra mayor a la que ostenta cualquier otro jugador o, incluso, una franquicia de la NFL (los Patriotas y los Acereros tienen seis).
Además, fue el salvador de Tampa Bay, rescatando al equipo del anonimato y llevándolo a victorias que, hace tiempo, no veía, hasta convertirlo en ganador de su segundo trofeo Vince Lombardi[1]. Claro está que dichas hazañas sólo las consigue una verdadera estrella. Por todo eso, es considerado el GOAT del futbol americano, es decir, el Mejor de Todos los Tiempos (Greatest Of All Time).
Pero el proceso no fue, para nada, sencillo. A pesar del talento y el compromiso que demostró desde joven, fue criticado y relegado en varias ocasiones.
Del rechazo a la ovación
Brady comenzó a destacarse desde su época universitaria. Jugaba para los Wolverines de Míchigan, donde, en su última temporada, los llevó a la victoria en la prórroga. Con semejante actuación, era de esperarse que los equipos de las ligas mayores lo quisieran en sus filas, pero no. En el draft del año 2000, fue ignorado durante las primeras rondas, ya que los expertos de la NFL decían que carecía de buena movilidad, que le faltaba brazo, que no tenía los atributos físicos necesarios y que era muy delgado y fácil de derribar. Fue hasta la sexta ronda que los Patriotas decidieron darle una oportunidad, aunque con bajas expectativas.
Entre su potencial nato, su arduo entrenamiento, la experiencia que otorgan los años y el golpe que recibió en el orgullo al no haber sido elegido aquella vez por los 49ers de San Francisco, su equipo favorito de la infancia, crearon un ‘monstruo’ en la cancha, que dio cachetada con guante blanco a todos los que lo despreciaron. Tan pesado era su nombre que, en toda su carrera, la NLF lo declaró como el Jugador Más Valioso (MVP, por sus siglas en inglés) en cinco ocasiones.
Su comienzo con los Pats fue igual de complicado; en la primera temporada, fue el cuarto quarterback de reserva, detrás de Drew Bledsoe, John Friesz y Michael Bishop, por lo que casi no jugó, además de que el equipo ganó sólo cinco partidos, quedando en los últimos lugares de la liga. Para la campaña de 2001, Friesz se retiró, Bishop fue cedido a otra franquicia, y una semana después del primer encuentro de temporada, Bledsoe sufrió una fuerte lesión, de modo que Brady asumió la titularidad, consiguiendo 11 triunfos, de 14 jornadas. Así, Nueva Inglaterra llegó al Super Bowl XXXVI, en 2002, en el que se impuso ante los Carneros, 20-17. Ese fue el primer Vince Lombardi del mariscal, y por supuesto, no sería el único.
Los Patriotas, del brazo de Brady, reclamaron nuevamente el título en 2004 y en 2005; y luego de nueve años de calma –en los que lograron calificar al campeonato en dos ocasiones, cayendo, en ambas, ante los Gigantes de Nueva York (2008 y 2012)–, volvieron a levantar el trofeo en 2015, en 2017 y en 2019.
A los 27 años de edad, ya era considerado uno de los mejores quarterbacks, de la talla de íconos como Troy Aikman y Terry Bradshaw.
En marzo de 2020, Brady anunció que dejaba a Nueva Inglaterra, para irse a Tampa Bay, al mando del navío de los Bucaneros, un equipo perdedor, que, en 18 años, no había ganado un partido de playoff y que poseía el récord de más derrotas consecutivas desde el inicio de una franquicia, con 26. Con Brady como capitán, y rodeado de otros excelentes jugadores, las victorias de los Bucs empezaron a acumularse, una tras otra, hasta concederles la victoria en el Super Bowl LV, en 2021; siendo éste su segundo título desde 2003. ¡Magnífico! La primera temporada del quarterback en dicha escuadra y logró sacarla del olvido, para hacerla respetar.
No todo es futbol
Para muchos analistas deportivos, el período cumbre de la prolífica carrera de Brady fue desde 2015, cuando sumaba 37 años de edad y conquistó su cuarto Súper Tazón, hasta la temporada de 2021. Durante ese tiempo, jugó todos los playoffs, seis finales de conferencia y cinco Super Bowls, ganando cuatro; y en aquel último partido contra los Carneros, demostró que aún había mariscal de campo para rato. Entonces, ¿por qué se retiró? En su comunicado no dio una razón en concreto; se enfocó más en agradecer a sus compañeros, a la afición y a los directivos de los Bucaneros; sin embargo, seis días después del anuncio, reveló, en su podcast, que quiere aprovechar su tiempo y lo que le queda de juventud en otras cosas que le apasionan y en atender otros aspectos de su vida, que se había estado perdiendo por enfocar toda su energía al futbol; por supuesto, su familia es su principal prioridad.
Está casado, desde hace 13 años, con la actriz y modelo brasileña Gisele Bündchen; y con ella, tiene dos hijos, Benjamin (12 a.) y Vivian (9 a.). Brady, además, es padre de John (14 a.), producto de una relación que tuvo con la actriz Bridget Moynahan. En diversas ocasiones, el ya exjugador había declarado que su esposa ha rechazado numerosas oportunidades laborales para dedicarse a su familia; ahora, él quiere hacer lo mismo.
La vida fuera del campo
Otra de las facetas de Brady es la de empresario, a la que, ahora, podrá dedicarle mayor atención. Es cofundador de Autograph, una plataforma que vende productos oficiales de colección, de personalidades del deporte, del entretenimiento y de cultura, en formato digital; de Brady Brand, su marca de ropa deportiva; y de TB12, una tienda de suplementos enfocados en el bienestar físico.
Además, como sucede con muchos atletas retirados, podría destinar parte de su tiempo a ser comentarista deportivo. Según Front Office Sports, varias cadenas de televisión ya se han acercado a él para ofrecerle un espacio en sus programas. Incluso, habría una que estaría dispuesta a pagarle 25 millones de dólares anuales (más de 500 millones de pesos, aproximadamente), una cantidad muy por arriba de lo que ganó en su última temporada con los Bucaneros (12 millones de dólares); sin embargo, aún no hay nada confirmado.
También, se habla de un posible regreso a los campos, aunque se trata sólo de un rumor, que empezó a circular después de que Brady dijera, en el ya citado podcast, que no le cerraba la puerta al futbol completamente, pues nunca se sabe hacia dónde nos llevará la vida.
“Simplemente, voy a tomar las cosas como vienen. Creo que esa es la mejor manera de decirlo... Ya saben, ‘nunca digas nunca’... Al mismo tiempo, sé que me siento muy bien con mi decisión. No sé cómo me sentiré en seis meses, pero estoy muy emocionado por lo que está por delante”.
Con la partida de Brady, inicia una nueva era en la historia de la NFL. Sólo nos queda ser testigos de si alguna vez habrá algún jugador que supere sus marcas.
[1] Es el nombre con el que se conoce al trofeo ganado en un Super Bowl.
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